España da otro paso adelante con un bronce prometedor
Los Leones dan la vuelta a un partido que empezó torcido en París y acaban terceros en la primera edición al mando de Pablo Bouza.
Terminó el primer Campeonato de Europa con los Leones bajo el mando de Pablo Bouza y podría decirse que hay brotes verdes. Se confirmaron este domingo con el triunfo ante Rumanía en el partido por el tercer puesto (33-40), en el Jean Bouin de París, que acogía tanto esta final de consolación como la principal entre Georgia y Portugal.
España puso en su sitio a los Robles, que hoy por hoy, como se desprendía de los choques previos en fase de grupos y semifinales, apuntaba al cuarto puesto. Ellos han ido perdiendo potencia en el último lustro, aunque conviene recordar que fueron mundialistas el pasado otoño como consecuencia del ‘caso Van den Bergh’, y en cambio España, que con este les ha ganado ya cinco de los últimos nueve enfrentamientos, mantiene el pulso de años recientes pese al ‘plan renove’ de Bouza.
Una de las grandes noticias de este incipiente grupo es ese back three en el que ya estaba de antes Bell y ahora florece a su lado Martiniano Cian. Entre ambos tejieron la remontada española tras un primer cuarto de hora en el que Simionescu vacunó por partida doble. Ambos en sendas incursiones por el costado derecho, especialmente espectacular la del zaguero de raíces sudafricanas, poderoso en la disputa aérea, imparable en la evasión.
El flow que generó ese doblete decantó la balanza en favor de los Leones, que picaron de nuevo en el arranque del segundo tiempo con una dupla de posados a cargo de Pichardie, que ha honrado el brazalete en su primera experiencia como capitán. A falta de media hora otro de los pesos pesados, Gimeno, sentenció en un apoyo bien aprovechado por Cian, y Ovejero hizo sangre en la recta final coronando un buen maul.
Solo empañó su puesta en escena un rato la Selección, tras las amarillas a Imaz, en un contacto innecesario, y el citado Ovejero, seguramente espoleados por el pique que hay con los rumanos desde el escándalo de Iordachescu. De hecho fueron frecuentes los intercambios de opiniones acalorados. La última palabra la tuvo España, que ha aprovechado el año previo al nuevo ciclo mundialista para hacer crecer un bloque prometedor y en el camino ha ganado los partidos que debía ganar. En el horizonte asoma ya la gira por el Pacífico, y por ahora el futuro del equipo nacional es soleado.
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