Escocia salva los muebles

El camino fácil nunca fue del gusto de Escocia. Por idiosincrasia nacional o por lo que sea, la parte norte de la isla de Gran Bretaña es amiga de la incertidumbre, como volvió a ejemplificar este sábado su selección de rugby, que en el estreno en el Seis Naciones sufrió lo suyo para sacar un triunfo con punto extra ofensivo en Murrayfield ante la brava Italia de Gonzalo Quesada (31-19).

Y eso que todo comenzó a pedir de boca para la parroquia local. Tras pasar revista a las tropas la Princesa Ana, una costumbre que refleja bien la dualidad de un país tan receloso de sus vecinos ingleses como respetuoso con sus instituciones, entonó con ardor el himno que debería ser Patrimonio de la Humanidad, el Flor de Escocia.

El coro dio paso a un vendaval caledonio, principalmente orientado a su flanco izquierdo, en el que opera el indefendible Van der Merwe, que causó estragos durante un cuarto de hora. Suyas fueron las dos primeras incursiones que llevaron a Escocia a la zona de 22 rival. La primera rentabilizada por Darge y la segunda por Huw Jones, que en ausencia del lesionado Tuipulotu, su compañero de baile en una de las mejores parejas de centros de la actualidad, brilló con más fuerza y acabaría con un hat-trick.

Pero eso quedaría para la recta final de un partido que empezó a torcerse a medida que Italia subió el nivel en el contacto. Su delantera ganó tracción, el oval empezó a fluir entre sus tres cuartos y Escocia empezó a incurrir en infracciones que castigó sin piedad Tommaso Allan. El ensayo de Ben White a la media hora fue un interludio en una dinámica que para entonces ya favorecía a los visitantes. El asunto terminó de ponerse peliagudo para el contingente caledonio cuando Brex interceptó un intento de pase incomprensible de Finn Russell, salvo que lo que pretendiera fuese atravesar con el oval al centro italo-argentino, que se marchó solo bajo palos y propició el empate.

Siguió un cuarto de hora con los locales como flanes, rozando la tragedia en cada fase. Y apareció Huw Jones para poner orden, primero aprovechando una ruptura por el centro de Darcy Graham, después sacando jugo a un buen movimiento de Finn Russell, quien le generó el espacio necesario para anotar la marca que sentenciaba el partido. Buscó sin éxito el bonus defensivo en los últimos minutos la Azzurra, que paradójicamente en la derrota refuerza su apuesta, una senda de crecimiento sostenido en los últimos dos años que la ha transformado, de comparsa a digno rival.

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