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PIRAGÜISMO | EUROPEOS

El mes mágico de Corbera

La madrileña se cuelga hasta cinco medallas internacionales, dos de oro, en el último mes entre Mundiales y Europeos para lograr una gesta.

El mes mágico de Corbera
picture allianceGetty

Lo excepcional siempre es una anomalía en cualquier situación. La excelencia, la perfección... es algo fuera de lo normal, inusual, extraordinario. Una cosa parecida se ha ido cociendo durante años y este mes ha estallado; cualquier atisbo de normalidad ha volado por los aires para la piragüista María Corbera (Madrid, 30 años). Se trata de una de las figuras, con nombre y apellidos que se ha erigido como estandarte de estos últimos Eurojuegos de Múnich. Esta madrileña, de Aranjuez, quien parece que esperaba a la gloria como quien espera sentado en la consulta del médico a que llegue su turno, se ha destapado como una de las deportistas del año en nuestro país.

Un agosto mágico, de locura, sublime, en el que ha conseguido la friolera de cinco medallas internacionales, incluyendo dos de oro, la han aupado a la sensación más placentera que un deportista puede alcanzar. “Cuando lo pienso no me extraño porque sé el trabajo que hay detrás”, confesaba Corbera a AS un día después de subirse por última vez al podio de Múnich en los Europeos. La piragüista ya nos avisó hace un mes de que este año iba en serio, y que se presentaba a los Mundiales de Canadá para conseguir los propósitos que tenía en mente: lograr medalla mundialista y conseguir un gran papel en los Europeos.

Tras un golpe duro como fue para ella perderse los Juegos de Tokio, en favor de Antía Jacome, amiga y pareja de Corbera en el C2 200 (plata europea), la madrileña tiene claro que es el momento de dar el paso al frente definitivo y asaltar el objetivo principal para cualquier deportista: ir a París 2024. El mes que ha completado la canoísta ha sido para frotarse los ojos, comenzando con la plata mundial en C1 200 (prueba olímpica), que, según apunta María “fue el punto de inflexión definitivo”. Ya nadie podía pararla. A esa medalla se le sumaría un bronce mundial en C1 5.000.

María Corbera en el podio de Múnich celebrando uno de los oros.
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María Corbera en el podio de Múnich celebrando uno de los oros.picture allianceGetty

Pero el techo de Corbera no se encuentra cerca por el momento, como ella misma apunta: “No sé dónde está, solo quiero seguir compitiendo y mejorando mis registros, siempre hay objetivos que cumplir”. Con esta ambición es lógico que en los Europeos no iba a esconderse, sino todo lo contrario. Y con esta premisa por bandera, consiguió subirse hasta en tres ocasiones al podio europeo. Con una exhibición en el C1 500 obtuvo el primer oro, tras una carrera colosal en la que disfrutó de la superioridad manifiesta que ejerció.

Pero el plato fuerte llegaría unos días después cuando, junto con Antía, obtendría la plata europea en C2 200 (la prueba olímpica es C2 500). Corbera tiene muy claro el objetivo en la doble canoa: “Tenemos muchas opciones de clasificarnos (para París), hay un trabajo individual muy importante y estoy segura de que vamos a conseguirlo”. Apenas 50 centésimas las separaron del oro, que habría supuesto una triple corona casi imposible de asimilar para Corbera.

El colofón final llegaría en la última prueba del Europeo (C1 5.000). Corbera, conocedora de sus opciones, lo tenía todo para dar un puñetazo en la mesa. “Tenía muchas posibilidades, sabía que en el Europeo iba a conseguir algo importante, porque las rivales más difíciles no son europeas. Pese a ser la prueba que menos me gusta y que más sufro, sabía que era la mía”. No solo consiguió el oro, sino que lo hizo con récord de Europa incluido, algo que pone la guinda definitiva a un mes inigualable para la madrileña: “Lo del récord es solo un reflejo y una consecuencia del trabajo bien hecho. Es un año para enmarcar, no puedo pedir mucho más”.

Con estos logros, la española se confirma como una de las referentes mundiales en su disciplina. “Sé que soy una rival complicada y a batir, ya me he dado cuenta y sé que puedo con esto y más”. Además, hay que tener en cuenta la complejidad que presenta dominar dos aspectos tan diferentes como son el esprint y el fondo, obteniendo dos oros europeos. Próxima estación: París 2024.