El home run de Bad Bunny
Jonathan Miranda, CEO, y Ronny Mauricio, promesa de los Mets, hablan con AS sobre Rimas Sports, el nuevo proyecto del cantante puertorriqueño.
En muchas de sus canciones, Bad Bunny se define como un pitcher. En otras, utiliza el concepto a la inversa. Le ha acompañado desde los inicios de su carrera. “Tú ere’ una pitcher, pero yo estoy puesto pa la nueva entrada”, cantaba en A tu Merced, dentro del álbum YHLQMDLG (2020). “Ante’ tú me pichaba, ahora yo picheo”, en Yo Perreo Sola, del mismo año. “Yo siempre picheo, enrolo otra vez”, en Chambea, ya en 2017. En el argot de la música urbana, el término se utiliza para autodefinirse como alguien que ignora los malos comentarios. Su origen, sin embargo, está en el béisbol, deporte de estrechos lazos con el cantante puertorriqueño. El pitcher, dentro de los campos, es el encargado de lanzar la pelota y, por lo tanto, de evitar que el rival batee. Volviendo a la música, sería el encargado de evitar que las críticas se impulsen y logren su objetivo. Este año, Bad Bunny ha pasado de las metáforas a los terrenos de juego.
En abril, el ganador de tres Grammys lanzó su primera agencia de representación deportiva: Rimas Sports. El proyecto se ubica dentro del ecosistema Rimas Entertainment, empresa con la que Benito Antonio Martínez Ocasio, así se llama fuera de los escenarios, ha propulsado la música latina junto a otros artistas de calado internacional como Eladio Carrión, Tommy Torres o Arcángel. Ahora, el objetivo es hacer lo mismo con el deporte latinoamericano. “En el mundo de la música, Rimas se distingue por ser una compañía con un espíritu innovador y por no seguir moldes preestablecidos en la industria. Eso es lo que queremos traer al mundo de los deportes, una agencia diferente, con un enfoque personal en nuestros clientes para ayudarlos a convertir en realidad la visión que cada uno tiene para su carrera”, explica el CEO del proyecto, Jonathan Miranda, en conversación con AS.
Junto a Miranda y Noah Assad, las manos de Bad Bunny en prácticamente todos sus negocios, Rimas también cuenta con Iván “Pudge” Rodríguez, miembro del Salón de la Fama con 21 temporadas en las Grandes Ligas, 13 guantes de oro, un MVP y la Serie Mundial de 2003. El exjugador, “alguien que entiende las necesidades deportivas”, ejercerá de faro para un elenco de representados entre los que ya se encuentran jugadores asentados como el All Star Santiago Espinal, Yonathan Daza y Ezequiel Tovar o grandes prospectos como Ronny Mauricio, unas de las grandes apuestas de futuro (o presente) de los Mets, propiedad del multimillonario Steve Cohen desde 2020 y franquicia que aspira a todo en el corto plazo. “Para ganar un anillo, uno debe tener un buen guía. Él no tiene miedo a ganar un campeonato. Que apuesten tan fuerte nos da confianza. Y hace que en nuestra cabeza sólo esté dar el 100% para llegar a esa meta”, celebra Ronny, de 22 años, al otro lado del teléfono, ataviado con una gorra y feliz por su acuerdo con Rimas, la que cree que será “una de las mejores agencias de todos los tiempos”.
“Sufríamos para comer”
En 2017, Ronny firmó un contrato de 2,1 millones de dólares con el equipo neoyorquino. “Fue como darle un giro al planeta”, recuerda. Con su tinta sobre el papel, dejaba atrás años de penurias, tan tópicas como reales. La promesa dominicana empezó a jugar al béisbol con siete años gracias a Albert Pujols, leyenda retirada el año pasado. “Llegó a mi barrio (Batey Alemán, en San Pedro de Macorís, la Meca del béisbol dominicano y una de las mayores canteras de peloteros del mundo) y empezó a regalar guantes y bates. Todo lo necesario para jugar a la pelota. Luego, también construyó un campo”, recuerda. Por aquel entonces, vivía al día, sin tener el plato asegurado y con un ángel de la guarda. “¿Mi abuela? Mi abuela lo fue todo para mí”, resume con voz tierna. “Los mejores recuerdos de mi infancia son con ella, con quien vivía. Siempre salía a buscar comida, porque no teníamos y sufríamos para comer. No sé cómo lo hacía. A veces llegaba con ella, a veces no… pero siempre estuvo allí”, recuerda.
De entonces a hoy. Mauricio, que desde su desembarco en el béisbol estadounidense hace cinco años siempre ha estado considerado entre los 100 proyectos de futuro más interesantes de la liga, luce este año unos números imponentes en Triple A, el último peldaño de las Ligas Menores antes de dar el salto al gran escaparate de la MLB. En 60 partidos, ha bateado un 32%, con 80 hits, 38 carreras, 8 home runs, 35 carreras impulsadas y 9 bases robadas. Luce un 52,4% en slugging, que mide la cantidad de bases conseguidas de media por turno al bate, y un 88,4% en OPS, que mezcla slugging y porcentaje de embasado.
El futuro de los Mets
El rendimiento del dominicano le sitúa muy cerca de dar el salto definitivo a la alineación de unos Mets que están sufriendo en ataque, muy dependientes de la producción de Pete Alonso y Franciso Lindor tras el fiasco de última hora en el intento de firmar a Carlos Correa, el campocorto de los Twins que Steve Cohen quería como guinda del pastel. Precisamente el descarrilamiento de esa contratación le ha venido bien a Mauricio, que juega en la misma posición que el puertorriqueño. De hecho, también es la preferida por Lindor, y por eso Ronny ya ha empezado a probar en segunda base, donde los metropolitanos tienen a un ya veterano como Jeff McNeil. “Yo estaba en República Dominicana. Me quedé como ‘guau’, pero seguí trabajando. Había más posiciones donde yo podía jugar y me lo puse en mi mente”, cuenta sobre cómo vivió las negociaciones.
Su predisposición a adaptarse, que aunque parezca lógica no es una constante en este deporte, le convierte en un activo aún más valioso para la franquicia. También el hecho de que batee desde ambos perfiles, una especie que no abunda. “Estoy muy cerca de estar arriba, pero estoy tratando de enfocarme más en lo que todavía necesito para estar ahí arriba. Pulir todos los detalles y dar el 100%. Ellos me propusieron el cambio de posición. Yo lo veo bien. Lo que quiero es ayudar y aportar al equipo de cualquier forma, ya sea como campocorto, segunda… Quiero aportar al equipo tanto como pueda”, asegura.
También le benefician los cambios recientemente introducidos en el reglamento. Sobre todo, por su capacidad para robar unas bases que ahora se han hecho más grandes, precisamente para favorecer el robo, una de las acciones más espectaculares del béisbol. “En general, los cambios son buenos. Una vez que entramos al field, el reloj está corriendo y es algo que nos conviene. Se juega más rápido, no nos cansamos tanto, los aficionados no se aburren, se mantienen activos, los picheos son rápidos, se roban bases… Creo que están muy bien”, valora Mauricio sobre las novedades, antes de volver a la música, ámbito en el que se reconoce muy fan de Bad Bunny.
“Yo he ido a muchos conciertos suyos. Me encanta. Es muy bueno. Escucho mucho a Bad Bunny antes de jugar, pila. Cuando estoy en casa, cuando me baño… Significa mucho que una figura como la suya llegue a nuestro mundo”, explica como preámbulo a desgranar por qué es importante una iniciativa como Rimas Sports: “Hay muchos latinos que firman contratos como agentes libres, las cifras no suelen ser muy altas y siguen pasando lucha. Juegan ligas menores, siguen jugando para poder comer....”. Rimas les ayudará en ese proceso, bien como complemento a su carrera deportiva o como alternativa si esta no alcanza las cotas de éxito que pueden resolver una vida. “Él pasó por todo esto. Trata de que subamos”, sentencia Mauricio, dispuesto a batear todo lo que se mueva dentro del campo y a ‘pitchear’ lo malo fuera.