Caleb Williams se presenta al mundo en Londres

Según datos oficiales, en el Reino Unido no existe ningún jaguar en libertad, como es lógico. Tampoco hay, fuera del cautiverio, ningún oso en las Islas Británicas después de que se extinguiese el pardo europeo hace más de 1.000 años por el aumento de la caza mayor (aunque, curiosamente, los británicos han dado vida a osos tan célebres como Paddington o Winnie-the-Pooh). Sin embargo, este fin de semana las dos especies se extienden descontroladamente por Londres, donde los Chicago Bears y los Jacksonville Jaguars se enfrentarán este domingo (15:30 de España, M+ y DAZN) en el Tottenham Hotspur Stadium y arrastrarán con ellos a miles y miles de aficionados al fútbol americano que vuelven a congregarse en la capital británica para ver de cerca la NFL.

La liga estadounidense de fútbol americano hace tiempo que ya no es tan remota como antaño para el público del resto del mundo, especialmente en Europa. En 2005, la NFL abrió sus fronteras para partidos oficiales (antes se disputaban en el extranjero encuentros de pretemporada conocidos como American Bowl), y dos años más tarde se inauguraron las International Series, las cuales nunca han fallado a su cita con Londres (a excepción de 2020 por la pandemia). El Bears-Jaguars de este domingo será el 38º partido que la NFL celebra en la capital británica, que lleva varios años acogiendo tres encuentros por temporada. No será menos en este 2024 (el pasado fin de semana se enfrentaron Jets y Vikings, y la próxima semana repiten los Jaguars ante los Patriots). Twickenham y Wembley eran los estadios que inicialmente rotaban, pero, desde la inauguración del megaestadio del Tottenham Hotspur, es el complejo del norte de Londres el que se lleva la gran parte: el de este domingo será el 10º partido de NFL en la historia de un estadio pensado para acoger el fútbol americano.

También ha habido partidos internacionales en México y Alemania (este año hay uno en Múnich), este año se estrenó Brasil con el Packers-Eagles... y el año que viene le toca a Madrid, que acogerá un encuentro en noviembre en el Santiago Bernabéu. Pero la joya de la corona de la NFL es, nunca mejor dicho, la regia Gran Bretaña. Para las dos franquicias no es algo nuevo actuar en Londres: los Bears ya han jugado dos veces, mientras que los Jaguars, a pesar de los 6.800 kilómetros que les separan con Jacksonville, están prácticamente como en casa. Desde 2013 han competido en 11 ocasiones sobre suelo británico, y este es el segundo año consecutivo en el que juegan dos partidos seguidos en Londres. De hecho, uno de ellos ya forma parte de su calendario como locales, por lo que disputan uno menos de lo que deberían en el EverBank Stadium, su hogar habitual.

Dejando de lado la expansión internacional y toda la parafernalia que la NFL monta alrededor de estos encuentros para garantizar un tremendo show para el aficionado, los favoritos a la victoria son los Bears. Más casi por demérito de los Jaguars, que han empezado la temporada con muy mal pie (una victoria y cuatro derrotas), que por un buen hacer de los de Chicago que, ojo, sí que se viene viendo en estas últimas semanas. El proyecto de la franquicia de Illinois es complejo, saliendo ahora después de una reconstrucción demasiada larga y de demasiados experimentos fallidos en el puesto de entrenador y de quarterback. Pero la luz se empieza a ver en Chicago, sobre todo gracias a la llegada de la joya de entre todas las joyas: pocas veces un jugador universitario ha despertado tanta expectación como Caleb Williams, que fue elegido sin dudar por los Bears en el primer puesto del Draft de este año.

Con las llaves del equipo entregadas a Williams, un jugador que apunta a marcar una época si nada se tuerce, las cosas se empiezan a ver de otra manera en Chicago. A Londres llegan con la grandísima noticia de presentar un récord positivo (tres victorias y dos derrotas) después de dos triunfos consecutivos en los que se ha podido ver a un Caleb que empieza a carburar tras un inicio de curso un poco al ralentí. La defensa de los Bears acostumbra a cumplir (van 11 partidos seguidos en los que permiten 21 puntos o menos) y, si el ataque está a la altura, cuidado. Williams, que es el cuarto quarterback novato desde 1950 que gana sus tres primeros partidos en casa sin lanzar ninguna intercepción, tiene a tres receptores de mucho nivel en D.J. Moore, Keenan Allen y el también rookie Rome Odunze, todo combinado con un D’Andre Swift que está brillando en el juego de carrera y que resulta en una mezcla de un equipo muy divertido.

Menos esperanzadoras son las cosas para los Jaguars, que llegaron el viernes con retraso a Londres después de que el huracán Milton que asedia el estado de Florida trastocase sus planes. La pasada semana lograron ante los Colts una balsámica y necesitada victoria, porque los de Jacksonville eran hasta entonces el único de los 32 equipos que no conocía el triunfo. Con su quarterback Trevor Lawrence al mando, además, la racha ya era de ocho derrotas seguidas entre el año pasado y este. Se está diluyendo el efecto en los Jaguars de Lawrence, que como Williams fue elegido en el primer puesto del Draft (de 2021 en este caso) y que en 2022 consiguió llevar a los de Jacksonville a sus cuartos playoffs en lo que va de siglo. La ambición del conjunto es remontar el vuelo en Londres, donde el año pasado ganaron los dos duelos que disputaron, y volver a casa con esperanzas renovadas. Pero el protagonismo esta vez va a la banda de enfrente y Caleb Williams será el jugador al que apunten todas las miradas en el 38º capítulo de la NFL en Londres.

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