La velocidad del Barça destroza al Pick Szeged

El Barça tardó un cuarto de hora en arrancar en la Champions, pero cuando lo hizo fue un reloj bien conjuntado, que con la inercia de su juego colectivo se convirtió en un ciclón que se llevó por delante al Pick Szeged al que dejó sin respuesta: 28-35 al final, imprevisible cuando el equipo de Pastor dominaba (11-6), aunque ya al descanso todo estaba controlado por los hombres de Ortega (15-14).

Fue uno de esos partidos en los que el inicio engaña, porque era imprevisible pensar que el dominio de Bombac se anulase, que Banhidi (acabó lesionado) no tuviese presencia, que Bodo se encogiese, que Alilovic acabase en el banco. Los cuatro, por ejemplo, tuvieron unas aportaciones importantes cuando doblegaban al Barça.

Es que el Barcelona no estaba cuando arrancó el choque. En tres minutos, dos exclusiones tontas de Mem y Makuc. El francés lo arregló con otra actuación formidable; el central no, porque sin Cindric era el hombre para dirigir al equipo, pero que acabó en manos de Richardson (otro gran día) y de Janc (cumple siempre) lo de generar juego.

En realidad el Barça ganó por velocidad, tanto en defensa como en ataque: se movía bien para defender, y para atacar no encontraba oposición, o al contragolpe o en unas transiciones en la que siempre encontraba ventaja, con un Fabregas formidable en el desmarque en el seis metros.

De los nuevos barcelonistas esta vez destacó en el que menos se pensaba, porque Nielsen relevó a Gonzalo Pérez para hacer un gran encuentro, mientras que los suecos se quedaron en irrelevantes, ni Wanne y Carlsbogard, muy lejos del nivel de sus compañeros.