Castillo, Romero y Barrufet meten a España en la final del Europeo.
Dinamarca mandó en el encuentro hasta el minuto 52, pero se le hizo muy largo el encuentro ante la magia del equipo de Jabato.
Todo pintaba tan mal que parecía que Dinamarca podía ganar, y hasta con holgura, y acabar con esa racha victoriosa de los ahora jùniors de España. Es más, los daneses flotaban en la pista del Celje, encantados con su juego en este Campeonato de Europa en Eslovenia con aquel 23-27 que parecía llevarles al partido definitivo del domingo. Quince minutos después el marcador era 36-34 (17-18), los españoles se tiraban por el suelo, saltaban a la grada con sus familias, gritaban, se abrazaban, porque es su tercera final consecutiva y de manera casi imposible ante un rival cariacontecido.
Para llegar a ese desenlace hay que explicar muchas circunstancias a lo largo de la hora. 1) Ferrán Castillo completó un partido extraordinario (jugador más valioso) en todas las posiciones de la primera línea, sin descanso, infatigable. 2) Víctor Romero repitió otro choque inmaculado, y cuando se decidía el encuentro, la defensa danesa de flotó, cogió el balón a doce metros, se fue contra el pivote, le fintó con el cuerpo, y marcó el tanto que sentenciaba el choque. 3) Ian Barrufet se marcó una segunda mitad gloriosa, y su marcaje a Lukke cambió el signo del choque. Tres claves, y algunas acciones inspiradas más, como las paradas en la recta final de Álvaro Pérez, y las manos salvadoras de Óscar Grau en la defensa para la reacción final.
No fue el día de Petar Cikusa, que si fallos en el tiro, que si pérdidas, pero al final repasas su encuentro y suma cinco goles, más asistencias, más presencia. Hasta cuando no está de sobresaliente y le tienen que cambiar, el central del Barça suma por lo menos un notable.
Con todos esos detalles, en un equipo sin lateral zurdo con lo que eso condiciona, contra un rival de juego sobresaliente y talento físico como es Dinamarca, España sacó adelante lo que parecía imposible, porque los daneses mandaban, se esforzaba España, y cuando empataba, zas, otro zarpazo y nueva escapada. Pero al final se dio la tecla. Jabato subió la defensa, 5-1, pero todos por encima de los seis metros. Mano de santo; los hispanos finalistas.