Sotomayor: “Un oro olímpico de mi hijo me haría más feliz que el mío”
El plusmarquista mundial de salto de altura habla con AS sobre la evolución de su hijo, Jaxier, y sobre el panorama actual de la disciplina.
Han pasado 29 años desde que Javier Sotomayor (Cuba, 54 años) saltase 2,45 metros en Salamanca, estableciendo un récord mundial que sigue vigente. El exatleta cubano ahora vive a caballo entre La Habana y Guadalajara, donde dedica la mayor parte del tiempo a entrenar a su hijo, Jaxier, quien es campeón de España sub-16 a pesar de tener tan solo 14 años. La RFEA ha incluido al ‘nuevo’ Sotomayor en el programa de seguimiento para el ciclo olímpico 2028-2032, aunque todavía no se conoce si competirá por Cuba o por España. Sobre su brillante trayectoria y el futuro de su hijo habla Javier Sotomayor con AS antes de intervenir en el FID Santander.
Le dedica mucho tiempo a entrenar a su hijo. ¿Le quedan huecos para otras cosas?
Esa es la prioridad número uno. También entreno a otra chica española. Cada ‘x’ tiempo me voy un poco a Cuba, donde trabajo con la federación de atletismo y tengo un garito, el Bar 245 en La Habana.
¿Cómo está viendo el progreso de su hijo?
Trato de no compararlo conmigo. Todavía no ha cumplido los 15 años y ya está saltando 1,97. Yo a su edad saltaba dos metros, así que no está tan lejano, pero no busco compararlo conmigo sino con la media mundial. Si está por encima de esa media, que es así, creo que va por un buen camino.
Varias veces ha comentado que a Jaxier le falta crecer un poco. ¿Ha pegado ya el estirón?
Para la edad que tiene va bien, ahora mide alrededor de 1,85. En el último año se ha estirado, y también ha crecido como saltador. Hace apenas un año y medio saltaba 1,50.
Usted no quiere compararse con su hijo, ¿pero nota que él en ocasiones siente la presión del apellido Sotomayor?
Él trata de no demostrarlo, pero sí. Intento que, cuando mis amigos, familiares y demás le hablen de salto o le feliciten, que nunca le digan ‘a tu edad tu papá hacía esto’ o ‘tienes que ser como tu padre’. Es muy joven y le queda un larguísimo camino por recorrer. Con 14 años no se puede decir todavía si llegará a ser un gran atleta o no. De momento va bien, espero que mejore unos 10 centímetros más el próximo año. Yo trato de guiarlo y estoy dedicado a él al 100%.
¿Se siente más relajado viendo que los saltadores de ahora no se acercan a su récord mundial?
La tranquilidad como tal en este sentido no existe. Puede pasar como en el año 1985, cuando un desconocido como era Povarnitsyn, que tenía 2,31 de mejor marca, llegó a una competición y saltó 2,40. Después desapareció, pero ahí se quedó con el récord del mundo. Puede suceder, por eso no estoy tranquilo al 100%. Igual existe un atleta joven que todavía no ha tenido sus grandes resultados y se va acercando paulatinamente. Si me preguntas cuándo y quién me puede superar, no lo sé. Mirando en la actualidad, Barshim es el que más se acercó a mi marca, pero lleva ya unas temporadas más lejos. No es que lo descarte, pero cada año que pase le va a resultar más difícil. En cuanto a los jóvenes, en los últimos Mundiales júnior hubo resultados distantes a lo que se supone que debería estar haciendo un futuro plusmarquista mundial.
¿Qué le pareció la decisión de Tamberi y Barshim de compartir el oro en Tokio?
Cuando yo saltaba, por obligación había que hacer un desempate. Pero ahora ellos podían decidir si seguían o no, y ambos decidieron repartirse el oro. Al final, quedas inscrito en la historia de los Juegos Olímpicos como campeón, aunque sea compartido. Yo lo hubiera hecho igual.
Con los avances actuales en ciencia deportiva, ¿cree que en esta era podría haber saltado más de 2,45?
Hoy en día, la mayoría de cosas ayudan a que la recuperación o el tiempo de lesión sea más corto. Sí, claro que ayuda. En ocasiones estuve fuera de la pista más de seis meses. Si esos seis meses hubieran sido uno o dos, con toda seguridad habría tenido mejores resultados. Igual en Mundiales en los que terminé segundo o tercero, si hubiera tenido menos tiempo de lesión y más tiempo para prepararme mejor, creo que habría saltado uno o dos centímetros más.
¿Siente que está en la lista de los más grandes de la historia del atletismo?
Me siento bien cuando me dices eso. Cada día que pasa y el récord sigue intacto, es un día más que vivo con el orgullo de ser plusmarquista mundial. Hay veces que me cuesta saber qué es lo más importante. Para mí, lo más importante es haber sido campeón olímpico. Aunque hoy en día la gente me conoce más por el récord del mundo. Por lo menos en Cuba.
¿Qué está fallando en su país para no retener a atletas como Orlando Ortega o Jordan Díaz?
Creo que la situación en Cuba, para nuestra desgracia, está marcada por una muy mala economía. Los atletas, no tanto por cuestiones políticas sino económicas, buscan otras salidas. No solo en el atletismo, también en otros deportes. Ya se están haciendo algunos cambios, no para retener a quienes quieren irse a otro país, sino que para que aquellos que se van puedan seguir compitiendo por nosotros.
Puestos a imaginar, ¿le haría más feliz un oro olímpico de su hijo que el suyo propio?
El mío realmente lo disfruté. Pero, que mi hijo pueda ser campeón olímpico… Creo que lo disfrutaría mucho más. Y más si lo llevo yo. Esa sería la mayor alegría posible.
¿Entonces dolería menos si es su hijo el que le quita el récord mundial?
No, eso no, el récord me lo quedo yo (entre risas).