ATLETISMO | MUNDIALES EN OREGÓN
Sideral récord del mundo de McLaughlin por... 73 centésimas
La velocista de vallas de 22 años destroza su propia marca planetaria de 400 vallas con 50.68 y se convierte en la primera mujer que baja de 51 segundos.
El 400 vallas femenino era el fin de fiesta de la octava jornada de los Mundiales de Oregón y Sydney McLaughlin no decepcionó. Los aficionados esperaban un nuevo récord del mundo del fenómeno de Nueva Jersey y la, pese a su juventud, doble oro olímpico en Tokio (400 vallas y 4x400) y triple campeona del mundo (400 vallas y 4x400 en Doha, y 400 vallas en Eugene) cumplió con creces con 50.68 (73 centésimas por debajo del récord que ella misma tenía desde los Trials 2022 celebrados en junio en esta misma pista) para que el público asistente al estadio se fuera con un regusto maravilloso y un récord extraterrestre almacenado en su disco duro cerebral.
Si en los Juegos Olímpicos de Tokio se convirtió en la primera mujer en hacer menos de 52 segundos, en Eugene ha sido la pionera en rebajar los 51. Una locura absoluta. Eso sí, al terminar el lactato le pasó factura y le dejó KO sentada en el suelo durante unos minutos sin celebrar ni regalar prácticamente ni siquiera una sonrisa... excepto a la ocurrencia de la mascota del campeonato, ‘Bigfoot’ (foto que ilustra este texto). La muestra abierta de dientes sí llegó ya más relajada y recuperada en el podio en el que recibió un cheque de 100.000 dólares por parte del patrocinador, la multinacional japonesa de artículos electrónicos TDK por batir, en su caso reventar, la plusmarca mundial.
La fastuosa velocista de vallas bajas, que idolatra a Allyson Felix, cumplió además con la curiosidad estadística que dice que cada vez que se enfrenta a su compatriota Dalilah Muhammad en una final de Mundial o Juegos Olímpicos... se bate el récord del mundo. En Doha 2019 fue el turno de la neoyorkina de 32 años con 52.16, en los Juegos de Tokio su vecina al otro lado del Río Hudson se lo apropió con 51.46; y en Eugene 2022 ha repetido éxito la colosal McLaughlin con el referido 50.68. Una marca que le habría colocado séptima en la final de 400 metros... sin vallas. A 83 centésimas de Sada Williams, la atleta de Barbados que se llevó el bronce. Más locura todavía.
Su enorme ventaja en la meta (1.73) sobre la segunda, la neerlandesa Femke Bol (52.27, marca de la temporada), es la segunda mayor de toda la historia sólo por detrás de la conseguida en su título por Tatyana Storozheva, atleta de la Unión Soviética en 1977... 22 años antes de que naciera McLaughlin. Y si alguien piensa que las adversarias del prodigio norteamericano, un dato: el 52.27 de Bol es el mejor tiempo de siempre para ser segunda en la prueba, y el 53.13 de Muhammad el mejor de todos los tiempos en unos mundiales para cerrar el podio. Lógicamente, el de Sydney es la vuelta a una pista sembrada de vallas que ninguna atleta femenina ha dado nunca.
“Estoy muy agradecida a mi equipo que me ha ayudado a llegar a este punto. Todo se unió y era irreal tener a mi familia en las gradas. Nunca los he tenido juntos en un solo lugar. Así que esto fue para mí muy grande. El tiempo es absolutamente increíble y el deporte es cada vez más rápido. Solo averiguando qué barreras se pueden romper se logran derribar. Sabía que si mantenía mi cadencia y me mantenía en el patrón de zancadas, podía hacerlo... y sucedió. Estoy agradecida a Dios. No puedo hacer nada sin él. No estaría aquí sin él. No sonrío hasta que el trabajo está hecho, hasta que termina la última carrera”, afirmaba McLaughlin. Su rival más próxima, Bol, decía: “Es simplemente increíble el tiempo de Sydney y significa mucho que también rompiera la barrera de los 51. Para mí es asombroso ser parte de esto y quedar segunda en una carrera así”.