“Preferí un bronce a forzar por el oro y acabar en la nevera”
Paul McGrath estaba “muy feliz” tras alcanzar el podio en los 20 km. Y ya se pone la siguiente meta: “Mi gran sueño es pelear por medalla en Los Ángeles 2028”.


Con gesto de relajación y felicidad, llegaba Paul McGrath (Gavà, Barcelona, 23 años) a la zona de la Prensa española. Venía de conseguir un sufrido bronce en los 20 km marcha y de dar la tercera medalla a España tras los dos oros de María Pérez.

-Bronce final, pero el oro estuvo cerca, ¿no?
-Me he puesto primero tras la sanción del japonés Yamanishi, pero me han subido la segunda amonestación. No podía arriesgar y seguir forzando. Era fundamental mantener un poco la calma, mente fría y esperar a ver si me pasaban. No me la iba a jugar, prefería conseguir una medalla que ir a por el oro y acabar en la nevera. El brasileño (Bonfim) y el chino (Wang) me pasaron como dos aviones y pensé: ‘A ese ritmo voy a ir forzado’. Y como digo, preferí no arriesgar. Me quedé con el bronce muy feliz porque un sueño hecho realidad.
¿Ha tenido calambres o algo así?
-No, es que mis tobillos son bastante débiles y me lo he torcido. Pero no me ha afectado casi nada, ha sido más el pensar que no iban a hacer ninguna excepción y no quería arriesgar. Si hubiera recibido la tercera amonestación, dos minutos parado, estaba fuera de todo, medallas y puestos de finalista. A mí me gusta dar la cara y mantenerme adelante, por eso he disputado la prueba así. Sabía que podía conseguir el oro o la plata, pero luego ha venido el brasileño como una moto y también me ha pasado el chino.
-¿Por esa tensión es por la que se ha arrodillado y santiguado al cruzar la meta?
-Soy creyente de familia católica, que me lo ha inculcado desde pequeño. Antes de venir a Japón pasé por el Monasterio de Montserrat a pedir ayuda divina. Y de repente durante la prueba lo he visto todo muy negro. Sabía lo que me estaba jugando bastante e iba rezando para que no pasara nada.
-¿Qué significa una medalla mundial a los 23 años?
-Que ya estoy de tú a tú frente a los mejores. Y sobre todo ver que en los Juegos de Los Ángeles dentro de tres años, que es mi sueño y por lo que estoy entrenando cada día, podré tener opciones de estar luchando por una medalla.
-¿Pudo ver el oro de María Pérez antes de su salida?
-No, pero cuando nos hemos subido al bus nos han dicho que había ganado y que había hecho un marcón. Nos ha dado una motivación más, pero no he podido verlo porque estaba concentrado y calentando.
-¿Qué pone en la pulsera de la muñeca?
-Es por un primo mío que tiene síndrome de 5P (afección genética causada por la pérdida de un fragmento en el cromosoma 5 que origina síntomas neurológicos muy graves, retraso en el desarrollo y discapacidad intelectual) y él es una de las razones que me ayudan en los momentos en los que estoy luchando y me faltan las ganas pienso en él. Me hace tener una energía extra y llevo la pulsera siempre conmigo desde hace muchísimo tiempo.
-De los once puestos de finalistas que lleva España ahora mismo, ocho son de la marcha. Siempre llegan al rescate.
-Al rescate tampoco. Entrenamos superbién y tenemos los mejores entrenadores. En mi caso, el mío (Alejandro Aragoneses) se cogió sus vacaciones con toda su familia para venirse a Font-Rameau y preparar esto conmigo. Trabaja de 9 a 5 y su tiempo libre lo pasa entrenando a mi lado. Cuando tú ves eso no te queda otra que hacerlo bien y cumplir. En la marcha española estamos muy orgullosos de los compañeros y compañeras, y los entrenadores.
-¿Es un poco como el heredero de Álvaro?
-No lo veo exactamente así. Desde los 80 con Llopart, Marín, Massana... España ha ganado medallas en los Juegos, Mundiales, Europeos... e intentamos mantener esa tradición. Soy un eslabón más en la cadena. Es una inspiración el legado de los marchadores del pasado
-¿Es de los que se deja llevar o le gusta mirar datos y analizarlos?
-Soy un poco friki de todo: pulso, lactato, ahora también tengo un cacharro que te mide la temperatura... Me gusta controlar la nutrición, los geles, carbohidratos...
-María va a celebrar su oro en celebración nocturna en Shibuya, ¿usted?
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-Ya he estado allí y ya lo he visto. Me apetece ir a celebrarlo con colegas y mi hermana que ha venido aquí a verme, pero sobre todo la vuelta, estar con mi familia, mi novia, mis amigos... y haré una buena fiesta. Y disfrutar, descansar y recargar pilas para el año que viene.
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