ATLETISMO | EUROPEOS EN MÚNICH
Once centésimas privan a Sara Gallego del bronce
La catalana de 21 años remonta en la segunda parte del 400 vallas para ir ganando plazas y quedarse a un suspiro del podio. Oro histórico para Bol.
Piensen en un parpadeo de sus ojos. La media del ser humano tarde entre 30 y 40 centésimas en realizarlo. Una medida casi imperceptibleen la vida diaria, gigantesca si lo comparamos con la milésima que le sirvió a Asier Martínez para proclamarse campeón de Europa de 110 vallas. En 44 centésimas estaban las marcas personales desde la segunda a la octava clasificada para la final femenina de los 400 vallas en el Europeo de Múnich. Del 54.24 de la ucraniana Tkachuk al 54.68 de la noruega Iuel. Por delante la inalcanzable Femke Bol (22 años) que, salvo hecatombe, doblaría oro en la vuelta a la pista con y sin obstáculos... algo que intentó y fracaso, por ejemplo, Karsten Warholm en Berlín 2018.
Con la neerlandesa en su galaxia, siete velocistas de vallas bajas buscaban el sueño de acompañarla en el podio continental. Entre ellas, Sara Gallego. “La medalla va a estar sobre mi mejor marca. Si estoy por debajo de mi 54.34 estaré cerca del podio. Lo que no sé es si yo podré estar en ese tiempo”, aseguraba la catalana de 21 años a AS. Incluso visibilizaba la final un día antes: “Sé que al paso del 200 no voy a ir de las primeras porque algunas salen a cuchillo, pero no me preocupa. Si en la recta final las tengo cerca iré a pescar a las más posibles”. Dicho y hecho. Sara corrió mejor que en las semifinales, fue avanzando y llegó a la recta final con un podio muy lejano pero no imposible. Y eso para ella significa ir a por todas.
Fue ganando posiciones: sexta, quinta, cuarta... y así entró. Con 54.97, a once centésimas del bronce que se colgará la ucraniana Ryzhykova. El oro se lo llevó Bol, ninguna sorpresa. Doblete histórico para ella. Y mañana buscara el tercero en el relevo del 4x400. La medalla de chocolate le dará rabia a Sara, pero los brotes verdes siguen saliendo por todos lados. En España hay nuevas generaciones de deportistas que son atrevidos, indómitos, valientes. Con cero complejos y llenos de una tremenda confianza en lo que pueden hacer. Sin pedir permiso. Sara forma parte de esa estirpe en el atletismo que tiene infinidad de nombres más, en ambas categorías. No son futuro, son presente. “Es una sensación muy bonita marcarte objetivos ambiciosos y cumplirlos, aunque a veces parece que estés un poco loca”, resume la barcelonesa para explicarlo a la perfección. En Múnich fue cuarta, pero tendrá infinitas oportunidades por delante para seguir demostrando que en el futuro contará, y mucho, no solo en el 400 vallas del continente sino también a nivel mundial.
“El balance es muy positivo, estoy muy satisfecha aunque evidentemente ojalá hubiera sido tercera. He luchado al 100%, no me he dejado nada pero esta vez no ha sido suficiente. Ojalá tenga muchas oportunidades como ésta. Lo pensaba antes de salir: ‘Sara, inténtalo’. Así he hecho y me he quedado cerquita. Ha habido un momento en el que he sentido que podía. Se me ha escapado, pero tengo 21 años y a ver si el año que viene puede estar en la final del Mundial. Con ello sueño ya desde ahora”, aseguraba Sara Gallego mostrando de nuevo su ambición.