Duplantis regala otro maravilloso récord del mundo: 6,23
El prodigio sueco franquea esa altura en Eugene y comparte protagonismo con el doble diamante de Ingebrigtsen y Shericka Jackson, y el récord mundial de Gudaf Tsegay en el 5.000.
Los 32 diamantes de 2023 ya tienen dueños y el atletismo tiene un rey que sobresale por encima de todos. No sólo por la altura que alcanza y que le hace mirar por encima al resto. Armand Duplantis, el ‘Ícaro de los cielos’ volvió a dejar en Eugene un salto para la historia al batir su propio récord del mundo de salto con pértiga y ponerlo ya en 6,23. Cuatro saltos: 5,62; 5,82; 6,02; y 6,23. Todos a la primera. El 13 de julio de 1985, en París, Sergey Bubka se convertía en el primer ser humano que volaba sobre el listón de los 6 metros. El entonces soviético, ahora ucraniano, logró un hito que parecía irrealizable. Ese día... faltaban más de 14 años para que ‘Mondo’ naciera. El prodigio de 181 cm que estuvo muy cerca de dedicarse al béisbol sigue ‘enterrando’ a Bubka en los libros de historia.
El niño volador al que un amigo de su progenitor bautizó ‘Mondo’ tras batir el récord mundial infantil ya anunciaba desde niño su talento: con 7 años superó 3 metros, con 9 los 4, con 13 los 5, con 18 los 6,05... y ya está está en 6,23. Esa infancia en la que su jardín estaba poblado por un columpio, un tobogán, barras colgantes, un trampolín, una rampa para patinetes, una jaula de bateo, una cuerda que colgaba de la rama de un árbol a seis metros de altura, un foso para el salto con pértiga... ha dado sus frutos y nadie osa a igualar al sueco que eligió esa nacionalidad a los 15 años por su madre.
El protagonismo del príncipe de las alturas en la prueba final en EE UU encontró una rivalidad ya que la etíope Gudaf Tsegay maravilló al mundo con un récord del mundo impresionante en 5.000 parando el cronómetro en 14:00.21, prácticamente cinco segundos mejor que el ya de por sí estratosférico 14:05.20 que había firmado la keniana Faith Kipyegon el pasado junio. Tsegay estuvo a punto de romper la barrera estratosférica de los catorce minutos.
Si Duplantis es el príncipe y Tsegay la heroíns, el atletismo actual también cuenta con un ogro que amenaza con imponer un régimen casi dictatorial en el mediofondo durante muchos años. Hayward Field, el coqueto estadio de la Universidad de Oregón que el pasado año albergó los Mundiales, ha visto como Jakob Ingebrigtsen, el noruego de 22 años que se desposará el próximo fin de semana con su novia (Elisabeth Asserson) desde antes de cumplir la mayoría de edad, ha hecho historia en la Diamond al ser el primer atleta que se lleva dos joyas en un mismo año desde que hay finales (2020) y no se determina el ganador por la suma de puntos... algo que lograba también la jamaicana Shericka Jackson 90 minutos después (100 y 200).
Ingebrigtsen tuvo que darlo todo para llevarse el 3.000 tras la victoria en la milla, algo que logró con otro récord de Europa (7:23.63) como hizo en los 1.609 metros después de tener que exprimirse en el esprint final para derrotar por una centésima al etíope Kejelcha. Espectacular también fue el desempeño del jamaicano Parchment en los 110 vallas (12.93) para derrotar a Holloway; el de la neerlandesa Femke Bol en 400 vallas (51.98); la ucraniana Yaroslava Mahuchikh en altura (2,03); la dominicana Marileidy Paulino en el 400 (49.58); o la estadounidense Athing Mu en el 800 (1:54.97).
El único español presente en la jornada final fue Saúl Ordóñez que acabó octavo en los 800 metros con 1:45.92 en el triunfo del keniano Wanyonyi (1:42.80) ante el campeón del mundo, el canadiense Arop (1:42.85), aunque la mayor sorpresa en Eugene fue el triunfo en disco del australiano Matthew Denny (68,43; récord de su país) derrotando a los grandes dominadores de los últimos años: el esloveno Ceh y el sueco Stahl. Y la mayor curiosidad, el éxito del decatleta suizo Simon Ehammer en salto de longitud (8,22) convirtiéndose en el primer especialista en combinadas que se lleva un diamante. Eso sí, sin el griego Tentoglou en la pista.