María Vicente apunta a récord de España

“Voy con todo, pase lo que pase”, decía María Vicente a AS en Tokio. La superlativa combinera de 24 años (28 de marzo de 2001), ese fenómeno de la naturaleza que está llamada a grandes gestas bajo la dirección del maestro Ramón Cid, sabe bien de lo que habla y por qué es tan rotunda. Su gesto siempre está adherido a una impresionante sonrisa, pero su alma lleva llorando tanta ausencia por lesiones. Y necesita una gran alegría a nivel absoluto. En Tokio merece que esto ocurra. La primera jornada del heptatlón no comenzó bien. 13.65 en 100 vallas (1.028 puntos); 0.03 solo peor que lo que hizo el día de su récord de España (6.304), pero a 0.32 de lo que fue capaz de correr en el Meeting Toni Bonet de Ibiza.

Llegaba la altura, una de sus pruebas más delicadas. Y María cumplió. Sin estridencias, pero salvando los muebles. Cuando todo parecía que se complicaría más tras dos nulos en 1,77. ‘Vamos, vamos’, se decía así misma antes de pedir el apoyo del público. Y voló por encima del listón. Misma marca que hace cuatro años cuando batió el récord de España. Sonrisa amplia. Igualar su mejor marca de siempre, el 1,80 (de 2024), ya no pudo ser.

Sin mucho tiempo para pensar, llegaba el lanzamiento peso. El otrora gran hándicap de María debía ser el punto de inflexión para seguir optando a batir la plusmarca nacional, el objetivo en Tokio que, además, significaría haber terminado el concurso cuatro años después en un gran campeonato. Y Vicente lanzó la bola hasta 13,34. Buen desempeño, aunque tampoco excelente. Como fue su 23.96 en el 200.

Sin embargo, el talento de la barcelonesa es tan increíble que pese a no dejar la sensación de que podría haber corrido/lanzado/saltado más... está 39 puntos por encima del récord de España que logró en 2021. Ahora debe corroborarlo e irse así de Japón con dos metas alcanzadas: la plusmarca nacional... y la satisfacción de haber acabado por fin un heptatlón cuatro años después. Por delante, longitud, jabalina y 800 metros para una atleta que es 12ª en la clasificación con 3.704 puntos por los 4.154 de la líder, la estadounidense Anna Hall.

“Nada ha estado mal, pero nada ha estado especialmente bien tampoco”, decía una exigente María en zona mixta. ‘Pero está de nuevo compitiendo frente a las mejores del mundo...’. Sonrisa amplia: “Sí, estoy contenta por eso, seguir compitiendo y continuar con el objetivo que era acercarme al récord de España e intentar rebajarlo. Estoy en el camino, a ver cómo sale mañana todo”. ¿Y el pie cómo lo lleva? Como la competición, ni bien ni mal (ríe). Tengo un dolor mantenido y controlado. Habrá que mirarlo para el año que viene, pero mañana acabó bien con él".

REINA JUVENIL, LESIONADA ABSOLUTA.

Campeona mundial Sub-18 Europea Sub-18 y Sub-20 participó en los Juegos de Tokio con sólo 20 años. Fue 18ª y el mensaje recibido sonó al unísono: se hartará de pelear por medallas internacionales... pero desde ese día no ha podido completar ningún heptatlón. Una rotura en el recto anterior del cuádriceps de su pierna izquierda le obligó a renunciar a los Mundiales de Eugene 2022, y a retirarse en los Europeos de Múnich un mes después tras tres nulos en longitud. Pasó por el quirófano en octubre con idea de dejar atrás la ‘mala suerte’, pero fue encadenando problemas y tampoco acudió a la cita planetaria de Budapest 2023. Tras más de un año de recuperación en total, María se había recuperado y acudió con garantías al Mundial bajo techo de Glasgow. Hizo la mejor marca de las finalistas en 60 vallas, su progresión le colocaba casi seguro en el podio y con opciones incluso de oro, pero cuando se disponía a saltar 1,73 en altura su pierna izquierda se quebró: rotura del tendón de Aquiles. Sueño roto y ausencia obligada para los Juegos de París.

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