ATLETISMO | MUNDIALES EN OREGÓN
“Firmaba entrar en la final, así que irme con un bronce...”
Asier Martínez atendió a los medios presentes en Eugene con su medalla al cuello y el mismo talante tranquilo: “Quiero agradecer el apoyo que recibo de los aficionados”.
Asier Martínez siempre será ya medalla de bronce en un Mundial. El navarro de 22 años volvía del podio de los 110 vallas de los Mundiales de Oregón y atendía a la Prensa desplazada en Eugene de la misma manera educada, tranquila, humilde y agradable de siempre. Es ya una estrella internacional, pero el gigante silencioso continúa en su línea, la que le está llevando a cosechar tantos éxitos y apuntar a una carrera meteórica que puede llevarle a lograr muchos éxitos.
-Tiene la medalla colgada del cuello, pero... ¿se lo cree ya?
-Pues la verdad es que aún no. En un momento puntual al ver la retirada de Parchment y la salida nula de Allen he echado cálculos y he dicho: ‘Se puede y hay que pelearlo’. Ha sido un momento tenso de escasos dos segundos y me he metido de nuevo en mi trabajo para hacer lo que tenía que hacer. Y así ha sido. He salido muy bien y he entrado muy fuerte en la primera valla, algo muy típico en mí y me la he llevado por delante. Luego una carrera muy limpia y muy buena. Estoy muy contento y esto es un sueño para mí.
-El otro día me decía que lo que hubieran hecho los demás antes de venir aquí le daba igual y que lo importante es lo que pasa en el gran campeonato...
-Así es, se pueden acreditar marcas durante el año que te pueden dar un plus psicológico para afrontar el campeonato pero donde hay que correr es en esta pista, en las eliminatorias del Mundial. Grandes figuras han caído a lo largo de las rondas, además de la final, ya sea por fallo o por no estar en forma y hay que venir a pelearlo. Y así ha sido en mi caso.
-Le he visto colgado del teléfono mientras esperaba el podio. ¿Con quién hablaba?
-Con mi familia, mis amigos... con todo mi entorno que me está apoyando desde Iruña (Pamplona) que para ellos también está siendo increíble y más a las horas que son en España. No puedo describir esto con palabras.
-¿Cuándo se dio cuenta de que era bronce?
-En meta. Iba por la calle y no tenía referencias aunque sí sabía que Holloway estaba por delante. Al cruzar la línea he girado la cabeza y he visto que era tercero. Estaban los dos americanos que sabía que eran muy superiores.
-¿Y qué le ha pasado por la cabeza en ese momento?
-Pues ha sido una descarga de ira, he gritado, muchas sensaciones juntas... es un momento muy difícl de describir con palabras. Encima he visto a todos mis compañeros de Selección en la grada animándome, que ellos tampoco se lo creían claro y ha sido un momentazo para mí.
-Tiene 22 años y ya es bronce en el Mundial tras ser sexto en los Juegos de Tokio, cuarto en el Mundial indoor... ¿Está pasando todo demasiado rápido?
-Puede ser, pero yo soy muy realista y siempre tengo los pies en el suelo. Sé que esta medalla se ha dado bajo ciertas condiciones con ciertos detonantes ajenos a mí para que pudiera lograrla. Yo la he peleado y me la he ganado, pero por supuesto había grandes favoritos que por una u otra razón han fallado.
-Ha sido el mejor europeo y en un mes hay un Campeonato de Europa en Múnich. ¿Se ve como favorito?
-No. Y creo que eso es positivo en mi caso. Voy a trabajar en las mismas tesis en las que he estado trabajando, no me voy a volver loco y sé que estas medallas vienen por unas condiciones especiales. Estoy muy tranquilo y enfoco el campeonato de la misma manera que lo hacía hace unas horas.
-¿Qué le ha dicho su entrenador?
-Me ha gritado pero ni le he entendido. Para él esto significa casi más que para mí, lo ha vivido en primera persona y éste es un premio que compensa todos los malos momentos.
-¿Qué diría a los aficionados españoles al atletismo que han vibrado con su éxito?
-Pues que les estoy muy agradecido por el apoyo. Hace escasas horas han salido unas declaraciones sacadas de contexto donde se hacía ver que no valoraba todos los éxitos de Orlando Ortega y para nada es así. Orlando es una de las puntas de lanza del atletismo mundial, no solo de España, y yo lo valoro como tal. Simplemente quería matizar que no es mi modelo técnico o n es tanto la escuela que él lleva la que yo llevo entrenando. Somos vertientes técnicas distintas y simplemente era una comparación entre una escuela francesa, como es mi caso, con la escuela cubana, pero sus datas le avalan y están ahí. Para nada los niego.
-Antes de venir a Eugene... ¿qué puesto hubiera firmado?
-Firmaba muy contento entrar en la final. Estar en semifinales ya me dejaron muy tranquilo y pensé que para mí había cumplido de sobra. Por lo que irme con un bronce... no tengo palabras.
-Usted que es una persona nerviosa en la competición aunque dé imagen de todo lo contrario hacia el exterior, ¿cómo ha gestionado los minutos que Devon Allen estaba protestando tras su descalificación?
-Realmente estaba un poco ausente. No quería desconcentrarme mucho y de hecho he tardado en darme cuenta de que se habían caído dos grandes rivales. Me ha costado reaccionar. Eso ha hecho mucho para que esos momentos no hayan sido tan tensos.
-¿Se va a permitir algún lujo por este éxito?
-No lo sé... Ahora quiero estar con mi entrenador François (Beoringyan), que lo ha vivido desde la grada, y aún no he podido estar con él.
-¿Ha llorado?
-No, no soy de llorar. Lo he intentado y he forzado... pero no (ríe). Creo que aún ni lo he asimilado y cuando estaba en la pista aún menos.
-Nos decía en la previa que su vida había cambiado con el sexto puesto de los Juegos de Tokio... ¿y ahora?
-Aún no lo sé y no sé valorarlo, pero estoy seguro de que sí. Pero no en objetivos ni modo de trabajo. Las tesis técnicas y los entrenamientos no. Quizá en otros sí, pero no sé decir en cuáles.