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ATLETISMO | EUROPEOS EN ROMA

El atletismo español regresa de Roma no del todo “satisfecho”

El octavo puesto en el medallero no es suficiente para una España ambiciosa que mira al pasado como comparación para auparse hacia París.

Equipo español para el Campeonato Europeo de Roma 2024.
RFEA

Ocho medallas (dos oros, tres platas y tres bronces), dos menos que hace dos años en Múnich, y 29 finalistas ha sido el balance de España en los Europeos de Roma, una cita que a la Real Federación de Atletismo “no le deja satisfecho”.

El botín de medallas de España se resume en los oros de Ana Peleteiro y Jordan Díaz (triple salto); las platas de Paul McGrath (20 km marcha), Quique Llopis (110 vallas) y Mohammed Attaoui (800); y los bronces de Marta García (5.000), Thierry Ndikumwenayo (10.000 metros) y el equipo femenino de medio maratón.

El octavo puesto en el medallero en Roma se queda corto para el seleccionador nacional José Peiró, que esperaba “un poquito más, dentro de la previsión normal; dentro de la optimista, bastante más”. España también se ha quedado lejos del segundo puesto que alcanzó en Múnich, en 2002; o el tercero, en la misma ciudad en 2022. Estos datos han cerrado la sexta mejor actuación en cuanto a número de medallas.

De cara a los Juegos Olímpicos ya se ha pasado este gran test que era el Europeo y en el que la RFEA “toma nota de actuaciones estelares, no solo dentro de las medallas”. Una de las que refería el presidente era la de Guillem Crespí, que finalizó sexto con marca personal en la prueba de 100 metros; o Llopis, con la plata en 110 metros vallas.

En cuanto a finalistas, Italia, al igual que las medallas (24), también lideró la clasificación general con 232 puntos seguido de Francia (193), Alemania (163), Gran Bretaña (138,50) y España, quinta con 127.50 y 29 finalistas, un 40% de los participantes y una cifra que iguala la mejor cosecha, que databa de Goteborg 2006.

Esta renta de finalistas es la más alta conseguida por la delegación española, igualada a la lograda en Goteborg, en 2006. Sin embargo, estos atletas han sido menos eficaces que en el anterior Europeo, cuando España clasificó el mismo número de participantes para la cita, con solo finalistas menos, pero con dos medallas más.

El balance es positivo, pero no del todo. España es ambiciosa: “Somos un país que creemos y queremos ser potentes” y por ello, a pesar de las medallas y las “actuaciones estelares”, la RFEA tiene claro el objetivo: “Aspiramos a más”.

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