ATLETISMO | MUNDIALES INDOOR EN GLASGOW
“El Asier de la competición no ha cambiado; el de fuera, sí”
Asier Martínez, bronce mundial y campeón de Europa en 2022, regresa tras un difícil 2023. “Me veo compitiendo en Glasgow aunque mi prueba sea el 110 más que el 60 vallas″, dice a AS.
Asier Martínez (23 años) regresa con España en los Mundiales indoor de Glasgow de este fin de semana tras una montaña rusa de situaciones. Pasó de un glorioso 2022 con el bronce en los Mundiales de Eugene y el oro europeo en Múnich en 110 vallas a un año siguiente con muchas dificultades en varios ámbitos de su vida: una fascitis plantar que derivó en rotura le apartó de las pistas y una difícil ruptura con su mánager y los problemas que conllevó con patrocinadores le dejaron muy tocado psicológicamente. El ‘Gigante silencioso’ está de vuelta y aunque el 60 vallas se le queda ‘un poco corto’ llega más sabio: “He tenido que aprender mucho para saber gestionar situaciones nada sencillas”, afirma a AS.
-Bienvenido de nuevo tras un año muy complicado. ¿Cómo está y cómo ha comenzado 2024?
-Empezamos el año con cierta incertidumbre porque lleva mucho tiempo sin competir y creo que ni siquiera de niño había pasado tanto sin hacerlo. Pese a verme bien físicamente, sí es cierto que tenía dudas. La verdad es que conseguí disiparlas bastante pronto al reafirmarme en el primer mitin, y después en el Campeonato de España y en Gallur. Estoy feliz de estar sobre todo sano, que es lo que he priorizado este invierno.
-Físicamente se le ve a gran nivel... ¿y mentalmente?
-También. Sin duda ni ha sido una situación fácil de manejar. Sí que creo que una vez pasan esos momentos se pueden sacar conclusiones claras y el verdadero aprendizaje. En la fase más agria y amarga no es sencillo, pero por eso ahora sí que puedo valorar verdaderamente dónde estoy y qué tengo por delante.
-Además, venía de un 2022 maravilloso en el que todo eran éxitos. ¿Ayuda eso cuando se invierte la situación?
-Ciertamente han sido dos picos muy distintos y antagónicos. Uno de excelencia, de que todo era precioso; y otro de exactamente lo contrario. Por eso la realidad y lo que pienso es que debo mantenerme entre ambos y ser consciente de que pueden solaparse éxitos con momentos malos. Me decía un amigo que el pensamiento correcto es: ‘Cuando estás mal no eres tan malo, y cuando ganas no eres tan bueno’. Ese aprendizaje es lo que saco verdaderamente en claro y me quiero e intento aplicar. Intentar ver qué es lo que verdaderamente me ha hecho feliz y buscar ese pico de dopamina que realmente es la competición para mí.
-¿Parte de ese aprendizaje le sirve también para las carreras?
-Creo que en el Asier de la competición no ha cambiado nada porque la fórmula funcionaba, en el Asier de fuera sí. Tocaba conocer cómo manejar ciertas situaciones y en ese ámbito he tenido que aprender mucho para saber gestionar situaciones nada sencillas. Me quedo con eso, con saber priorizar lo que verdaderamente quiero yo fuera de la competición.
-Ahora llega Glasgow. ¿Cómo se ve en ellos y cuál sería su meta perfecta?
-Me veo compitiendo. Sé que es un objetivo un poco abstracto, pero es lo que quiero conseguir. Verme competitivo en una prueba que no es la mía porque yo soy más de 110 metros que de 60, lo afronto mejor. Por eso ponerme en una situación de tensión y más complicada para mí y verme peleando en esa distancia más corta me reconfortaría y me daría mucha confianza para la temporada de verano.
-Y después vendrán Europeos y París. Temporada estresante, pero también ilusionante, ¿no?
-Sin duda, es un año muy cargado. Están esos campeonatos que comentas y además la Diamond League que es un circuito muy exigente y competitivo que te prepara para las grandes citas del verano porque te mides con los mejores, aunque no tienes esa presión de que te salga mal como sucede en un Mundial, un Europeo o unos Juegos. Por eso quiero estar ahí peleando, iré a defender el título continental en Roma y quiero dar mucha guerra en París.