Atletismo | Mundiales en Tokio

Del ictus y dormir 20 horas diarias... al 1.500 planetario en el tartán de Tokio

Carlos Sáez (26 años) debuta con España en unos Mundiales tras superar hace nueve una lesión isquémica que atentó contra su carrera y su vida. Corre las series junto a Ben y Oriach.

Carlos Sáez, Antonio Serrano, Marta Pérez y Marta Serrano, en el Estadio Olímpico de Tokio (foto Sportmedia/RFEA)
Rafa Payá
Nació en Madrid (1976). Licenciado en Derecho con un master de postgrado en periodismo deportivo. Entró en AS en 2004 en Más Deporte para pasar a motor (15 años) y en 2020 regresó a poli donde hace atletismo, golf, deportes olímpicos... Ha cubierto deportes de motor (F-1, MotoGP, Fórmula E...), europeos y mundiales de atletismo, y eventos de golf.
Tokio Actualizado a

Mientras la mayoría de ustedes estén durmiendo la próxima madrugada, Carlos Sáez vivirá un sueño que había borrado de sus anhelos. El valenciano de 26 años, al que entrena el mito Antonio Serrano y que debuta con la absoluta, peleará a las 2:35 horas (9:35 en Tokio) junto a Adrián Ben y Pol Oriach por superar la primera ronda de los 1.500 metros. Un par de horas antes, Laura Luengo y Fátima Ouhaddou habrán lidiado con la tremenda humedad (cercana al 91%) en la maratón femenina. Pero lo de Sáez será una enorme lección de vida.

A los 17 años, cuando el atletismo aún no era su opción definitiva pero ya era campeón de España Sub-18 de 800, estaba practicando apnea en la playa de la Barceloneta y un golpe en la cabeza contra una boya le paralizó. Sufrió un ictus isquémico que le dejó secuelas para su día a día. Dormía 20 horas al día y no tenía fuerzas para realizar las más rutinarias actividades de cualquier persona. “Pensé que mi sueño de ser atleta de élite se había roto para siempre”, recuerda. Tras múltiples pruebas, por fin descubrieron la causa: tenía una arteria dañada. El tratamiento le borró las secuelas físicas, aunque emocionalmente nunca olvidará que es un superviviente, un ‘elegido’ para volver a soñar. Le costó volver a darse un chapuzón en la Barceloneta y tiempo también para recobrar su velocidad... pero logró ambos retos. Y además estudia Derecho.

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Y en 2025 se está saliendo con una mejor marca de 3:32.28, pese a que hace unos meses sufrió síntomas que hacían que su cuerpo no reaccionara. El miedo a los ‘lugares comunes’ regresó, pero era más simple solucionarle: era una infección dental “invisible”. Ahora está listo al “100%” y el mundo verá en acción su tremendo final que le permite soñar con cualquier cosa pese a que el objetivo es ir ronda a ronda. Eso sí, no será nada fácil porque nada menos que 14 atletas de los presentes en Tokio han bajado de 3:30 en 2025. Una locura.

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