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ATLETISMO

Clamor en el país: “Kenia necesita criminalizar el dopaje”

El atletismo de la nación africano vive momentos de zozobra al ser el tercero con más casos actualmente en el mundo. “Lo que sucede es muy preocupante”, dice Coe.

El keniano Marius Kipserem cruza victorioso la meta de la Maratón de Róterdam en 2019.
ROBIN VAN LONKHUIJSENDiarioAS

La AIU (Unidad de Integridad del Atletismo) confirma que tras Rusia (102) e India (61) Kenia es el país con más atletas (55) cumpliendo actualmente sanciones por dopaje, diez de ellos por acetónido de triamcinolona, un corticosteroide sintético usado para afecciones de la piel... pero que también ayuda a perder peso, desarrollar músculos y aumentar la resistencia. Este podio deshonroso tiene, además, consecuencias ya que la nación africana es una de las siete ‘Categoría A’ (junto a Bielorrusia, Bahréin, Etiopía, Marruecos, Nigeria y Ucrania) en las reglas antidopaje de World Athletics. ¿Qué significa esto? Que sus atletas deben someterse al menos a tres análisis de orina y sangre sin previo aviso, fuera de competición, en los diez meses previos a los eventos importantes.

“Kenia es muy importante para el atletismo y lo que sucede es muy preocupante. Estamos trabajando muy estrechamente con el país para encontrar una solución ya que como digo el atletismo global no se entiende sin Kenia”, aseguraba recientemente Sebastian Coe, presidente de World Athletics, a un grupo de medios entre los que estaba AS. Kenia ha logrado evadir hace menos de un mes una sanción después de que, entre otras cosas el gobierno del país hiciera pública una inversión anual de 5 millones de euros para los próximos cinco años a gastar en control de sus atletas.

“Kenia necesita criminalizar el dopaje y elevar el manejo de sustancias dopantes al mismo nivel que los narcóticos”, afirma Ababu Namwamba, responsable de Juventud, Deporte y Artes a la ‘BBC’. “En este momento la Ley Antidopaje de 2016 no está lo suficientemente desarrollada para enfrentarse a este desafío con la fuerza requerida. Vamos a lanzar una guerra seria contra el dopaje y lo castigaremos severamente”, concluye. También las leyendas kenianas atléticas sufren con la situación actual, como es el caso de un pionero como Julius Yego.

El lanzador de jabalina, que aprendió viendo vídeos de Jan Zelezny y Andreas Thorkildsen en Youtube, fue campeón mundial en 2015... y al año siguiente subcampeón olímpico en Río. “El que da las drogas debería avergonzarse de sí mismo. Deberíamos alzar nuestras voces y crear conciencia. Si no hablamos, vamos por un camino muy peligroso. Kenia no estará en ningún sitio en el atletismo. Lo peor es la ignorancia, eso es lo que ha acabado con muchos atletas. Habrá quien quiera un atajo al éxito, pero la única forma es el entrenamiento serio y la responsabilidad recae en los atletas de aquí”, asegura.

Esa ‘responsabilidad’ que menciona Yego es un combo entre la necesidad económica en un país que ofrece poca proyección de una vida mejor y las atractivas recompensas en metálico que se otorgan a los deportistas que despuntan. “Por eso los atletas kenianos asumen más riesgos a la hora de doparse, la primera motivación es económica. La pandemia también jugó un papel importante. Hubo menos carreras y entró menos dinero. Además los productos están fácilmente disponibles y esto crea todo un mercado paralelo”, asegura Brett Clothier, miembro del staff de la Athletics Integrity Unit, a ‘L’Equipe’.

Marius Kipserem, vencedor del maratón de Rotterdam en 2016 y 2019; Philemon Kacheran, 3º en la Maratón de Valencia 2021; Mark Kangogo, ganador en la Sierre-Zinal; Diana Chemtai Kipyokei, ganadora de la Maratón de Boston 2021; Betty Wilson Lempus; Keneth Kiprop Renju, triunfador de las Medias de Praga y Lisboa, y campeón nacional de 10.000; Ibrahim Mukunga Wachira, vencedor de la Media de Helsinki... Demasiados casos en los últimos meses. Kenia tiene un problema y el atletismo está muy preocupado.