Cae el récord de España más antiguo 38 años después
Mario García Romo bate la marca de José Luis González en la milla, vigente desde 1985, en una carrera con plusmarca europea de Ingebrigtsen.
No le teme a nada. Mario García Romo (24 años) no se esconde nunca. Habla claro y sobre la pista, zancada a zancada, le va dando mordiscos a la historia del atletismo español. Este sábado, en otro día meteórico de Jakob Ingebrigtsen, con victoria y récord de Europa (3:43.73), el salmantino aceleró 38 años. En las finales de la Diamond League, celebradas en Eugene, Romo se convirtió en el plusmarquista nacional de la milla con un tiempo de 3:47.69. Era el récord nacional más antiguo en el atletismo patrio (en pruebas reconocidas por la RFEA) y estaba en manos de José Luis González, que corrió en 3:47.79 el 27 de julio de 1985. Un déjà vu. Hace poco más de una semana, Romo también batió la marca de José Manuel Abascal en los 2.000, vigente desde hace 37 años (estaba en 4:52.40 y la dejó en 4:49.85). Dos mitos. Ya son historia.
A la estela de Ingebrigtsen, parece más sencillo reinventarla. En esos mismos 2.000, el noruego, que desea terminar su carrera con diez récords mundiales, destrozó la mejor marca de siempre, hasta entonces en posesión de El Guerrouj, al que ha hecho omnipresente. En Hayward Field, este sábado, pista peligrosa por su viento en los metros finales, volvía a apuntar a la leyenda marroquí, que también tiene el récord de la milla (3:43.13). Se quedó a pocas luces y a seis décimas. Iba a por él y, a su espalda, marcando el paso, dejó una carrera con cinco récords nacionales y el sub-20 mundial, obra del keniano Kipkorir Cheruiyot (3:48.06).
Había avisado. Ingebrigtsen es avaricioso en los éxitos y generoso en el espectáculo. Carismático a través de una soberbia justificada. Casi nadie puede ir a su rueda. Y hacerlo garantiza resultados. “Quédate conmigo todo el tiempo que puedas y conseguirás estar por debajo de los 3:46″, le dedicó el noruego a Yared Nuguse en la previa. El estadounidense quería batir su récord nacional, fue el que más apretó al noruego y, efectivamente, también se sumó a la fiesta de los plusmarquistas (3:43.97). Tras ellos, el británico George Mills (3:47.65) y un Romo (4º) que estuvo lejos del podio, pero otra vez en las mejores páginas del deporte patrio. Es uno de los tres españoles por debajo de 3:30 en el 1.500 y también tiene el récord de la milla indoor, desde este mismo marzo. Tres plusmarcas en un año. Casi nada.
De momento, sin embargo, Ingebrigtsen, al que Romo piensa que puede ganar, vive en otro mundo. Este domingo, perseguirá un doble diamante inédito en los 3.000. Este sábado, dominó de principio a fin. “Quería correr para desafiarme a mí mismo. Obviamente, estaba aquí para correr la milla, pero me lancé a por el 3.000 porque me surgió la oportunidad. Ahora, se trata de volver al hotel, comer, dormir, prepararme lo mejor que pueda y ya veremos mañana”, dijo el noruego, que al paso por los 800 (56.29) apartó a la liebre Erik Sowinski. En los 1.200, marcó 2:47.73. “No he terminado el año. Ojalá me case el próximo fin de semana, así que creo que tengo que prepararme para eso también”, cerró entre risas. Tiene tiempo para todo.
Kipyegon y Yulimar, sin rival
Como Ingebrigtsen, o de forma aún más exagerada, Faith Kipyegon y Yulimar Rojas son dos atletas que, salvo contadas excepciones, sólo compiten contra sus registros. La venezolana, a las órdenes de Iván Pedroso en Guadalajara, no falló en triple salto. Su diamante vino acompañado de la mejor marca mundial del año, 15.35 metros. Kipyegon, por su parte, coqueteó con su propio récord del mundo de los 1.500 metros (3:49.11). Finalmente, se quedó en 3:50.72, la quinta mejor marca de la historia (también tiene la tercera). Las rivales, Diribe Welteji (3:53.93) y Laura Muir (3:55.16), se quedaban a leguas y la keniana, que bajó del minuto en la última vuelta (59.59), apretó para batirse a sí misma. Lo han ganado todo, pero nunca tienen suficiente.
“Alguien tiene que ceder”... y fue Lyles
Todo cambió en Xiamen. En el regreso de la Diamond League a China, Christian Coleman corrió como Noah Lyles. Con un tiempo de 9.83, igualó el mejor registro de la temporada. Justamente, el que le sirvió al vigente campeón del mundo para colgarse el oro en los Mundiales de Budapest. Lyles, que había dado por cerrada su temporada, dio marcha atrás para volver a competir este sábado. “¿Tres atletas con la mejor marca del año (también Zharnel Hughes)? Alguien tiene que ceder”, dijo Noah en la rueda de prensa previa a las finales de Eugene.
Y el que cedió fue Lyles, que entró a Hayward Field, donde le adoran, con su particular show. Sobre la pista, se lo robó Coleman. Además, cerrando el círculo. Chris, que en los Mundiales no pudo superar las semifinales, se impuso al campeón del mundo con ese mismo 9.83 que les había reunido en Oregón. Para Lyles, 9.85, con el keniano Ferdinand Omanyala cerrando el podio en la misma centésima. Coleman, plusmarquista mundial indoor en los 60 metros, salió disparado, como habitúa. Y Lyles, remontando. Llegó tarde. Cuando metió la cabeza para la foto finish, su compatriota ya tenía los brazos abiertos.
Sha’Carri también cede
Como en la prueba masculina, la campeona mundial de los 100 metros, Sha’Carri Richardson, tampoco pudo poner la guinda a su temporada con el diamante (4ª, con 10.80). Varias de sus mejores actuaciones se habían producido en Hayward Field, donde deslumbró camino de unos Juegos de Tokio a los que finalmente no pudo asistir por su positivo en marihuana. Este sábado, sin embargo, cedió ante Shericka Jackson (10.70), que celebró con efusividad la victoria. En los tres enfrentamientos directos de esta temporada entre jamaicana y estadounidense (en los 100), siempre había prevalecido Richardson. En casa ajena, sin embargo, Jackson puso fin a la racha. La campeona del mundo de los 200, además, este domingo, perseguirá el inaudito doble diamante (como Ingebrigtsen) en su prueba fetiche.
Rai Benjamin se venga de Warholm
Estaban los tres medallistas de los Mundiales de Budapest y los tres mejores tiempos de siempre. Entre tanta estrella, Rai Benjamin fue el que más brilló en la primera de las finales del día en Eugene, la de los 400 metros vallas. El estadounidense, con la mejor marca del año y la mejor de siempre en la Diamond (46.39), le robó el diamante a Karsten Warholm por la puerta grande. El noruego, con un tiempo de 46.53, fue segundo por delante de un Kyron McMaster (47.31) con el que rivalizó durante buena parte de la carrera. Se vigilaron el uno al otro y, al final, apareció un Benjamin con la lección aprendida.
En Budapest, Warholm logró su tercer oro mundial, McMaster fue plata y Benjamin, bronce. Entonces, hace sólo unas semanas, el norteamericano se pegó a Karsten hasta la última recta, en la que no pudo aguantar el tirón. En Oregón, invirtió la táctica: siguió los pasos noruegos y australianos desde una distancia prudencial para terminar remachando él. En cuarta posición, tras una temporada marcada por una operación de rodilla, entró el brasileño Alison dos Santos (47.44), el tercer componente de ese podio histórico en los Juegos de Tokio (se rompió dos veces el récord del mundo). En Japón, el oro también fue para Warholm y la plata, para Benjamin. Ambos se abrazaban este sábado. Una pequeña revancha entre amigos. El penúltimo episodio de una Diamond para el recuerdo.