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ATLETISMO | MUNDIALES INDOOR

¡Ana Peleteiro, bronce mundial!

La triplista (28 años) regresa a lo grande a un certamen internacional tras su maternidad con un mejor salto de 14,75, el segundo más largo de su carrera. Oro de la dominiquesa Lafond (15,01).

GlasgowActualizado a
Ana Peleteiro.
Ana Peleteiro.ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

“Por fin llegó el momento, mi momento”, decía Ana Peleteiro (28 años) tras anunciar su regreso tras dar a luz a Lúa. La gallega nunca ha dejado de pelear, siempre enfrentándose con actitud ante las adversidades y guiando su propio camino. “O gusto mucho o nada, pero no voy a cambiar”, decía a AS hace unos años la brava brincadora. Con esa firmeza ha ido cumpliendo sus objetivos, en el pasillo del triple salto y también en la vida, siendo chica Almodóvar en el cine, estrella de la televisión en un concurso o convirtiéndose en madre durante su brillante desempeño atlético.

Una profesión en la que ya atesora en la mochila seis medallas de gran calado internacional: bronce olímpico en los Juegos de Tokio (2021), bronce mundial indoor (2018), oro (2019) y plata (2021) europea indoor, bronce continental al aire libre (2018)... y ahora el bronce planetario en pista cubierta en el Emirates Arena de Glasgow, justo cinco años después de su título del ‘Viejo Continente’ en la misma pista, en los Mundiales bajo techo. Metales que se unen a poseer el récord de España de la especialidad del ‘hop, step and jump’ con 14,87.

Ana Peleteiro.
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Ana Peleteiro.Fabrizio BenschREUTERS

El concurso presentaba las ausencias conocidas de la reina Yulimar Rojas y de la ucraniana Maryna Bej-Romanchuk, y la inesperada a última hora de la cubana Liadagmis Povea. Se abrían más aún las opciones de podio para las que sí estaban, Ana entre ellas. Y la gallega no lo desaprovechó. Primer triple brinco de estabilización para alcanzar los 13,93 tras su grito de motivación y llamada de atención al público para acompasar su intento con palmas. “Calma, calma”, se decía a sí misma tras una medición que no valía para aspirar al metal, pero sí casi aseguraba estar ya en la mejora para poder hacer los seis saltos.

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Y en el segundo llegó la explosión yéndose a 14,67 (mínima olímpica para los Juegos de París). Espectacular. El tercer mejor salto de su vida, únicamente por detrás del que le valió el oro olímpico en Tokio (14,87) y el oro europeo en esta misma pista (14,73)... pero Ana no se conformaba. Lejos parecían los 15,01 de la dominiquesa Thea Lafond, pero la medalla, primera para España en el campeonato, estaba muy cerca. Y certificaba su esplendoroso estado de forma con un 14,64 en el tercero. Peleteiro está totalmente concentrada, casi en trance. En comunión perfecta de mente y cuerpo. Tras un nulo bastante largo también en el cuarto, en el quinto se iba a 14,75 (con una subdivisión de 5,62; 4,12 y 5,01 por brinco). El segundo y el cuarto mejor salto de su carrera en el mismo concurso. Increíble. Y cerró con 14,41. Otro buen salto. Fantástico bronce tras el oro de Lafond (15,01) y la plata de la cubana Leyanis Pérez (14,90).

“Hay quienes piensan que por haber sido madre, mi éxito en la pista son cosa del pasado”, avisaba recientemente tras sumar su octavo título nacional en Ourense. El trabajo junto al gurú Iván Pedroso en Guadalajara y los consejos 24/7 de su coach Rebeca son claves en esa capacidad superlativa para afrontar las competiciones. Ana se crece cuando los demás se encogen. “Me inspira que me digan que no puede hacerse”, respondía Travis Pastrana a este medio cuando era preguntado si alguno de sus trucos que le valieron el sobrenombre de rey del peligro no eran casi de locos.

SIN MIEDO A NADA

El acróbata de ciencia ficción, el motorista que no conoce el significado del miedo tras sobrevivir a un accidente que le separó la espina dorsal de la pelvis (una lesión con la que únicamente tres personas han vuelto a andar en EE UU) comparte esa premisa que tienen los elegidos. “¿Miedo? Sólo a la muerte. Llevo un año descubriéndome como mujer y como persona. He tenido que desenterrar a la Ana más trabajadora y más persistente, a la que aunque se levante cansada tras una noche sin pegar ojo tiene que ir a entrenar”, dice Peleteiro. El trabajo ha traído sus frutos de nuevo. Y qué bonita imagen verle dando la vuelta de honor con su hija en brazos.

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