Larisa Latynina: "Agradezco la memoria del diario As"
Larisa Latynina, la deportista con más medallas olímpicas (18), fue la gran estrella en la Gala que premiaba la fuerza del deporte femenino.
La ovación de la noche fue para ella. Para la más grande. Para la mujer récord. Para la dama de la gimnasia que desde Tokio 1964 luce el récord de deportista femenina con más medallas olímpicas, con 18. El auditorio del Hotel Palace se puso en pie para ovacionar a Larisa Latynina. Delante estaba un monumento. Una catedral del deporte. Y ella, al borde los 84 años pero con una energía envidiable, pisó el estrado como si estuviera deslizándose sobre un tapiz en el que sigue siendo la reina y, emocionada y sonriente, agradeció el ejercicio de memoria del diario As.
“Quiero agradecer a As y a todos sus periodistas su excelente memoria. Porque han pasado tantos años desde que conquisté las medallas...”, dijo su yerno, quien tradujo sus palabras para después en perfecto castellano decir: “Muchas gracias y ¡Feliz Navidad!”.
Latynina, nacida en Jersón (Ucrania) logró nueve oros, cinco platas y cuatro bronces para la Unión Soviética entre los Juegos de Melbourne 1956, cuando se encontró como principal rival a la húngara Agnes Keleti, Roma 1960 y Tokio 1964, donde fue dando ya paso a la checa Vera Caslavska. Historia viva.
La gimnasta con alma de bailarina, de una plasticidad que hacía llorar, fue un imán en la gala de Premios. La foto con la leyenda se cotizaba, y todos la tuvieron. Latynina estuvo acompañada de su hija Tatyana, otro de sus premios. Porque con ella en el vientre, embarazada de cuatro meses, se proclamó campeona del mundo en Moscú en 1958. “Nadie lo supo dentro del equipo”, contó a quien le preguntó y se admiró por ello. Larisa fue una pionera también en la conciliación familiar que reclaman ahora muchas deportistas. Pero sesenta años antes. Mucho mérito. Y saludó a Juan Antonio Samaranch Salisach. “Conocí y aprecié a su padre”, le dijo. De ello da fe una foto en su casa con el hombre que cambió el olimpismo. Una vida marcada por los cinco aros.