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DENVER BRONCOS

Trevor Siemian mostró a Prescott y Wentz como debutar en la NFL

El quarterback de los Denver Broncos estuvo sobrio, contenido e inteligente en su primer partido en la liga... y sobrevivió a sus errores.

MadridActualizado a
DENVER, CO - SEPTEMBER 08: Quarterback Trevor Siemian #13 of the Denver Broncos throws the ball against defensive tackle Star Lotulelei #98 of the Carolina Panthers in the first half at Sports Authority Field at Mile High on September 8, 2016 in Denver, Colorado.   Dustin Bradford/Getty Images/AFP
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Dustin BradfordAFP

Queridos quarterbacks novatos que este fin de semana vais a tener vuestro primer encontronazo, y estoy siendo suave, con una defensa de la NFL: seguid, sin saliros del guión, el manual de supervivencia del QB rookie que ayer, para vuestro bien, plasmó sobre el emparrillado de Denver Trevor Siemian, que no sólo salió vivo del envite sino que, incluso, se permitió el lujo de sobreponerse a sus propios errores, casi nada.

Todas las temporadas sucede que un equipo tiene que salir a jugar con un quarterback que no había lanzado ningún pase en la NFL antes. La mayor parte de las veces se trata de QBs elegidos en muy altas posiciones en el draft por lo que, con lógica, están rodeados de un mal equipo en el que no se esperan victorias a corto plazo. No es que no tengan presión, porque sí la tienen, ni que no se les exija rendir desde ya, porque se les exige, pero se es más condescendiente con los resultados finales.

Wentz y Prescott, diferente perfil

Sin embargo, este año los QBs novatos son de un perfil diferente. Carson Wentz empezará con los Philadelphia Eagles, que eran un equipo que no elegía en el top cinco del draft, que hicieron cambios para subir al dos sólo para poder tener al muchacho. Y que decir de Dak Prescott, de los Dallas Cowboys, elegido en cuarta ronda y cuya titularidad obedece a la lesión de Tony Romo y a que su desempeño en pretemporada ha sido excelente.

Trevor Siemian no es rookie, pues fue elegido en el draft de 2015, pero sí que comparte con ellos el no haber lanzado ni un sólo pase en la liga. Hasta ayer, claro. Y lo que mostró en el campo debería ser de obligado visionado para todos los jugadores que pasan por su mismo trance.

Porque siguió el plan. A rajatabla. Se fió de su entrenador. Dejó que el juego de carrera gobernase el ataque y sólo paso cuando, desde la banda, le dijeron que lo hiciera. Entonces tampoco se volvió loco. No hizo ningún pase largo, se limitó a mover las cadenas y buscó sus puertos seguros.

Lo hizo con frialdad, sin ponerse nervioso, y tirando de recursos en más de una ocasión en que pintaban bastos.

Pero, mejor aún, tuvo dos errores comunes en los novatos. Lanzó dos intercepciones evitables en la que toda la culpa fue de él. La primera al soltar el brazo con miedo por el sack que se le venía encima. La segunda en una jugada de engaño en la que la línea defensiva se quedaba libre, sin bloqueos, para permitir a su OL salir a campo abierto; en ese caso lo único que no puede permitirse el QB es que el balón salga bajo, pues es el punto de peligro real. Y lo hizo.

Pues bien, tras estas dos jugadas mantuvo su sangre fría, su plan, su instinto en el pocket y su "sí, señor" a lo que mandase Kubiak. Nunca el héroe, pero tampoco el villano, de la victoria de su equipo. 178 yardas en una eficiente tarde de 69% de completados, 18/26, con un TD de pase y las dos citadas intercepciones.

El hecho de que su equipo ganase no debe imputársele ni en su haber ni en su debe. Algo que suele pasarles a esos QBs que se engloban bajo la menospreciada etiqueta de 'game manager', que tan bien le hacen a aquellos que no están acostumbrados a estos niveles del deporte.

Y es por eso que Carson Wentz y Dak Prescott deberían coger esta página del libreto de Siemian y metérsela en la cabeza de cara a sus encuentros del próximo domingo. Está por ver hacia donde derrota la carrera de los tres, pero lo que es seguro es que su legado no se construirá en un sólo día, en una derrota o en una victoria, en una actuación excepcional o en una catástrofe. Mucho mejor dejar que el partido lo decidan los veteranos, las estrellas, los que llevan tiempo en esta liga y saben lo que es ganar y perder, verlas de todos los colores. Sus entrenadores, seguro, estarían muy contentos si les ven jugar como lo hizo Siemian ayer.