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AFC Norte desde dentro

Steelers deben aprovechar el draft para mejorar su defensa

Con uno de los ataques más productivos de la NFL, los esfuerzos de la franquicia acerera de cara al draft deberán enfocarse en el otro lado del balón.

El venerable linebacker James Harrison seguirá en la defensa de los Steelers en 2016.
Getty Images

Los buenos ataques ganan partidos, pero las buenas defensas ganan campeonatos. Quién no ha escuchado alguna vez este extendido axioma del football americano. Personalmente, no estoy muy de acuerdo con él. Los buenos equipos son los que ganan campeonatos, y esto incluye el justo equilibrio entre ataque, defensa, equipos especiales y dirección desde la banda. Sin embargo, las claras victorias de equipos predominantemente defensivos en las últimas Super Bowls nos llevan de nuevo a reflexionar sobre la sentencia inicial. Precisamente porque las directrices de la NFL están cada vez más enfocadas en prevalecer los ataques sobre las defensas, aquellos conjuntos que consiguen armar sólidas defensivas parten con ventaja.

En enero de 2015, los Steelers nombraban coordinador defensivo a Keith Butler. Y como si los 12 años de servicio al club entrenando linebackers no fuesen suficientes, dio la impresión de que le sometieran a un ritual de iniciación, una enojosa novatada, al ponerle al frente de una unidad carente de referentes (Polamalu, Keisel) y con evidentes lagunas en determinadas posiciones. No diré que la defensa acerera tuvo un rendimiento excepcional, pero sí bastante mejor del que se le suponía al inicio de la competición. El reto para 2016 es elevar este nivel, pero difícilmente podrá hacerlo si no mejora la calidad de sus elementos. Y la agencia libre no le ha sido precisamente propicia por las pérdidas de Blake (CB), Boykin (CB) y McLendon (DT).

Existe un amplio consenso en considerar la posición de cornerback como la máxima prioridad a reforzar. Ahora mismo, los previsibles titulares serían Gay (31 años) y Cortez Allen (sobrepagado y candidato al corte). Golson (no le olvidemos, escogido en 2ª ronda el año pasado) pasó su temporada rookie lesionado, por lo que es una incógnita. Confiar en el desarrollo de los jóvenes Cockrell o Grant parece demasiado ejercicio de fe para un equipo que jugará aproximadamente el 70% de sus snaps con 5 defensive-backs. Jugadores como Apple (Ohio State), Alexander (Clemson) o Jackson (Houston) estarían en la órbita de su primer pick.

Sin abandonar la secundaria, el puesto de safety también precisa efectivos. Ni Thomas ni Golden aportan la solidez deseada para acompañar a Mitchell, por lo que se espera que caiga otro en el draft. Sin embargo, dado que en esta promoción no parece destacar ninguno para primera ronda, habría que esperar, bien a Cash (Duke) en 2ª, o Green (Clemson) en 3ª.

El otro foco de interés debe orientarse al interior de la línea defensiva. Según el “Nuevo Testamento” del football actual (la web profootball focus), los Steelers fueron el tercer equipo que menos presión generó con su frontal defensivo. Sería injusto echarles toda la culpa a ellos. Tan importante es que los rushers incomoden al QB como que la secundaria asegure las marcas y les proporcionen más tiempo para alcanzarle. La salida de McLendon deja aquí un hueco importante. Este año se presentan al draft buenos defensive-tackles, así que la estrategia puede ir desde adquirir uno en primera ronda, como Butler (Louisiana Tech), o esperar a 3ª por alguien como, por ejemplo, Hargrave (South Carolina State).

Una de las más tradicionales señas de identidad de este equipo ha sido la ferocidad de sus linebackers exteriores. Que el mejor en este apartado sea Harrison a sus 37 años no habla especialmente bien de los flamantes primeras rondas Jones y Dupree. Además, Jones está en su último año de contrato y no está claro que los Steelers ejerzan la opción de retenerle. No sería descartable pensar en añadir otra pieza más a esta posición, aunque quizá la solución venga de la mano de la táctica, con más formaciones 4-2-5, con Dupree alineado como DE.

¿Y el ataque qué? Pues en mi opinión, este año le tocará conformarse con lo que tiene. Que no es poco. Ha sido la unidad donde más se ha centrado la agencia libre, con las contrataciones del TE Green, que dotará a la ofensiva de una profundidad desde el puesto de TE de la que carecía con Miller (aunque perderá en otras facetas, como la protección al QB) y del OT Harris (quien no parece un obstáculo insalvable para la titularidad de nuestro compatriota Villanueva), y a quien se le proyecta como swing tackle, de primer relevo para ambas posiciones. Además, se rumorea que todavía podrían reforzar el interior de la línea ofensiva con el OG Schwartz o el center Wisniewski. Es cierto que perderán al WR Bryant para todo el año, pero aún así tienen a Antonio Brown, que lo mismo triunfa en el concurso “bailando con las estrellas” que se compra mansiones de 6,6 millones de dólares con sinagoga incluida; y al receptor de segundo año Coates, de nuevo en plena forma tras su dieta a base de brócoli.

Los cambalaches con elecciones de draft que tuvieron que efectuar el año pasado para las contrataciones del CB Boykin (5ª ronda) y el K Scoobe (6ª ronda) hacen que desde su selección en 4ª ronda (pick 123) pasen casi 100 turnos hasta volver a elegir (pick 220, 6ª ronda compensatoria). Esto significa que, salvo movimientos en el mismo draft, sólo van a contar realmente con 4 picks “de calidad”, y deberán emplearlos con sensatez. Qué mejor inversión que hacerlo en defensa, en el año en que se cumple el 40 aniversario de la defensa de 1976, en el que la denominada “steel curtain” alcanzó su máximo esplendor. Por más que intenten marearnos con refranes, la mejor defensa no es tener un buen ataque, sino una gran defensa.