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Jacksonville Jaguars 34 – Buffalo Bills 31

Los Jaguars ganan in extremis en un festival de despropósitos

El estadio de Wembley se volvió a llenar para presenciar un Jaguars-Bills en el que se impusieron los de Florida porque fueron menos malos.

Telvin Smith celebra el tercer touchdown de su equipo en la victoria de los Jaguars sobre los Bills en Wembley.
Peter CziborraREUTERS

Goodell debe estar todavía frotándose los ojos. La semana pasada los Jaguars tenían su viejo Everbank Field vacío de público para recibir a los Texans. Esta semana los Jaguars tenían su nuevo Wembley repleto para recibir a los Bills. ¿Magia? Eso deben estar pensando en la NFL, pero el fanatismo de los aficionados europeos no es inagotable. El equipo de Florida ya ha confirmado que jugará en Londres hasta 2020 como mínimo. Y Londres albergará cuatro partidos a partir de 2018. Quizá haya llegado el momento de que la NFL recapacite, piense que la paciencia de los aficionados europeos tiene un límite, y que los equipos que no atraen público en EEUU terminarán por cansar también en el resto del mundo.

Este año está sucediendo algo que nunca había visto en la NFL. Un suceso inédito y preocupante. Cada semana hay dos o tres partidos malos. Objetivamente malos. De esos en los que es complicado encontrar alicientes. Y eso fue exactamente el Jaguars-Bills. Un evento que difícilmente se puede catalogar como espectáculo, en el que los errores cobraron todo el protagonismo y los aciertos brillaron por su ausencia.

Drops, fallos de placaje y concentración, decisiones inexplicables tanto en el campo como en la banda, sobredosis de pañuelos amarillos. Tristeza. Profunda y agarrada como una lapa en ambos equipos.

Quizá solo una luz hizo que el partido mereciera al menos un vistazo. La irrupción de T.J. Yeldon, que ya había asomado la cabeza hace dos semanas contra los Colts y que poquito a poquito empieza a asomar la cabeza como un corredor que merece protagonismo y oportunidades. Justo lo que no le dio Gus Bradley cuando decidió jugarse cuatro downs consecutivos en la yarda 1 rival dándole el balón a Toby Gerhart.

Pero me estoy adelantando. El choque empezó sin grandes sobresaltos. Field goal de Buffalo para adelantarse y réplica de Bortles que debería regalarle un coche a Allen Robinson cuando termine la temporada. Touchdown para que los locales tomaran la delantera.

Entonces llegó el auténtico momento mágico del partido, AJ Manuel desnudado en todo su esplendor. Sack con fumble de Colvin que le entró completamente de cara. Clemons recuperaba la pelota para conseguir el segundo touchdown de los Jaguars. Tras los consiguientes extra point y kickoff, Manuel volvía a tener en sus manos la pelota para resarcirse y en el primer snap de la serie lanzaba una intercepción que Telvin Smith convertía en ‘pick six’. Dos acciones defensivas para touchdown en dos jugadas consecutivas del ataque. Todo un récord para Manuel. Pero el quarterback no había dicho su última palabra, porque cuatro jugadas después volvía a ser interceptado para que Yeldon consiguiera su primer touchdown de carrera como profesional pocas jugadas después. 3-27 porque Myers falló uno de sus extra points. El partido parecía casi visto para sentencia.

Aunque antes del descanso, la defensa de los Jaguars literalmente desapareció para que Manuel conectara con Woods para touchdown y Carpenter convirtiera un extra point (13-27).

En el arranque de la segunda mitad vimos la mejor serie ofensiva de los Jaguars en todo el partido. Bortles y Yeldon repartiéndose el balón y atravesando el campo con soltura y solvencia. Un ejemplo de lo que los aficionados del equipo esperaban que fuera su ataque durante este año, y que solo aparece con cuentagotas. Aunque da lo mismo que aparezca o no si Bradley, entrenador del equipo (no sabemos si mucho tiempo más), decide regalarle el balón a sus rivales con cuatro intentos lamentables de Gerhart desde la yarda 1 rival.

Además, la enfermedad de Manuel debe ser contagiosa, porque Bortles, que no había empezado mal el partido, entró en una fase de autodestrucción a partir de ese momento y, simplemente, desapareció. En toda la segunda mitad fue incapaz de mover las cadenas, y casi de completar un pase. Entre pizzas y drops, las series de los de Florida duraban un suspiro y Yeldon dejaba de ser un factor.

El partido entraba en el último cuarto y los Bills se volvían a acercar con un field goal (16-27), desaprovechaban una ocasión de oro con un fumble de McCoy en la yarda 1 rival, volvían a anotar con un pase sorprendente de Manuel a Easley de 58 yardas para touchdown (23-27) y se adelantaban con un nuevo lanzamiento lamentable de Bortles que era interceptado y devuelto para touchdown por Corey Graham. 31-27 para los Bills después de que consiguieran la conversión de dos.

No se puede negar que a esas alturas la tensión se podía cortar, pero el juego seguía siendo un despropósito. Con series deslavazadas que se salvaban con penalizaciones o detalles puntuales, como el pase de Bortles a Hurns que volvió a adelantar a los Jaguars (34-31) cuando quedaban poco más de dos minutos.

Los Bills tenían tiempo de sobra para intentar el empate con un field goal, o incluso la victoria, pero simplemente murieron en un triste cuarto down en medio del campo. Sin épica ni emoción.

Muchos puntos y alternativas, pero muy poco football en Wembley. La NFL puede pensar que el público europeo traga con todo, pero quizá haya llegado el momento de preguntarse por qué estamos viendo este año tantos partidos de football americano con tan poca calidad.