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Previa de la temporada NFL-2015 Cincinnati Bengals

Actualizado a

Cuando por muy bien que lo hagas nadie te toma en serio

A los Cincinnati Bengals nadie se los toma en serio. Y no es un problema de ahora, sino que viene de lejos. De hecho, es en los últimos años cuando han conseguido ganarse a pulso un prestigio de equipo batallador. Cuatro visitas consecutivas a playoffs son un bagaje espectacular (cinco en los últimos seis años), y más si se consiguen en la durísima AFC Norte y cada vez en contra de los pronósticos de muchos de los analistas.

Muy posiblemente, esa imagen perdedora quedó grabada a fuego en la retina de los aficionados el 22 de enero de 1989 en una remontada de Joe Montana que elevó al quarterback al olimpo y sepultó a Cincinnati para los restos. Por aquellas fechas la NFL empezaba a tomarse en serio darse a conocer fuera de Norteamérica y ese es el primer partido que mucha gente puede rememorar. Desde entonces ha llovido mucho, pero nos sobran dedos de dos manos para sumar las temporadas ganadoras del equipo, colapsado durante una generación por aquel drive ganador del genio de los Niners.

Pero algo ha cambiado en los últimos años. Los Bengals decidieron olvidarse del juego vistoso y casi siempre pasador que era su seña de identidad sempiterna, para descender a las trincheras en las que Steelers y Ravens, sus rivales divisionales, se habían hecho fuertes durante años. Y ahí demostraron que podían mirar de tú a tú a los mismos enemigos que les habían provocado pesadillas durante años.

El cambio de filosofía le ha dado la vuelta a la franquicia, aunque como en la casa del pobre todo son pulgas, el arreón dura toda la temporada regular, pero se diluye cada doce meses en la ronda de wild card. Son incapaces de superarla y casi siempre derrotados con estrépito. Y ahí llega el debate: ¿es culpa de Andy Dalton, un jugador que solo cumple, siempre y cuando no se le de responsabilidad, o de Marvin Lewis, autor del renacimiento del equipo pero incapaz de subir montañas más altas?

Y mientras unos y otros discuten, y señalan al culpable, un ataque magníficamente construido, con infinidad de posibilidades, y que en manos de un quarterback con más talento (o mejor dirigido desde la banda) podría romper la banca cada domingo, juega con el freno de mano echado, y la demoledora defensa que construyó Mike Zimmer comienza a mostrar síntomas de agotamiento, aunque siempre se puede achacar el problema a las lesiones. Por tanto, volvemos al principio: a los Bengals nadie se los toma en serio.

Pero la culpa de todo la tiene Joe Montana. Como siempre.

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las tres claves del equipo por Antonio Magón

1 Implantar un juego de carrera poderoso que controle el tiempo de partido. Esto permitirá por un lado descargar de presión a Dalton, y por otro, descansar a la defensa. Para tener éxito en esta misión, deberán rotar a Hill y a Bernard de manera más inteligente que el año pasado, haciendo titular al primero; y la línea ofensiva contribuir más, abriendo huecos.

2 Recuperar la intensidad defensiva perdida en 2014 tras la marcha del coordinador defensivo Mike Zimmer. Fue la peor de la liga en presión al QB y un drama defendiendo la carrera. En su segundo año, Paul Guenther debe hacer retornar a la defensa bengalí a los puestos de honor. Para ello contará con la vuelta del DE Michael Johnson y los refuerzos en el draft.

3 Que Dalton tenga un mayor impacto en el juego. Recuperar a los receptores que se perdieron el año pasado por lesión le abrirá más alternativas en el juego de pase, pero deberá mejorar sus prestaciones sobre todo bajo presión. En una liga donde la importancia de los QBs es cada vez más capital, es muy complicado llegar lejos con un simple gestor de partidos.

Lo mejor

1 Se mantiene íntegro un bloque que ha llegado en 4 ocasiones seguidas a playoffs.
2 Una pareja de jóvenes corredores de gran calidad que se complementan de fábula.
3 Un WR de elite en Green, que ofrece una salida a Dalton cuando lo demás no funciona.

Lo peor

1 Escasos refuerzos para una línea defensiva que quedó última en pass-rush en 2014.
2 Falta de alternativa fiable en la posición de QB si Dalton se lesiona o no evoluciona.
3 Un entrenador incapaz de progresar. Buen gestor de plantilla, pero pésimo estratega.