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asobal | anaitasuna 29 - atlético 40

El Atlético de Madrid no dio opción al Anaitasuna

El rodillo madrileño no dejó de funcionar en Pamplona y los guarismos se ampliaron hasta los once y doce tantos, ventaja que lios visitantes administraron sin problemas hasta el pitido final.

Actualizado a
<strong>ATLÉTICO SIN PIEDAD.</strong>
ATLÉTICO SIN PIEDAD.

Anaitasuna y Atlético revivieron un duelo histórico en la máxima categoría del balonmano nacional, con claro triunfo final para los madrileños por 29-40, en un partido donde los navarros sólo opusieron resistencia en la primera mitad y terminaron sucumbiendo ante la clara superioridad visitante.

El encuentro arrancó igualado con un Anaitasuna muy enchufado en ataque, tratando de plantar cara al colíder de la Liga desde el principio. Poco duró la exigua ventaja local porque el Atlético de Madrid, muy superior en el aspecto físico, abrió la primera brecha de cuatro tantos en el electrónico y se hizo con las riendas del partido aprovechando la falta de intensidad defensiva del conjunto verdiblanco (6-10, m.11).

El Anaitasuna, sin embargo, no bajó los brazos. Tiró de pundonor viendo que el Atlético tampoco ofrecía demasiada resistencia en la retaguardia y logró mantenerse con vida en el partido, merced al potente lanzamiento de Ragot y Cristian Martínez, hasta colocar un esperanzador 16-17 en el minuto 25 que se diluyó al descanso tras varios errores consecutivos (17-20).

En la reanudación, los de Talant Dujshebaev no quisieron especular. Apretaron los dientes en defensa y, al contraataque, rompieron el partido con un parcial de 0-5 que ampliaba la ventaja a ocho tantos (17-25, m.34). El técnico local, Aitor Etxaburu, solicitó tiempo muerto tratando de arengar a los suyos que, viendo el choque sentenciado, no se rindieron para regocijo de una afición entregada que no dejó de vibrar con los goles de su equipo al entender que éste no era un partido de su Liga.

Consciente de su superioridad, el Atlético de Madrid soltó el pie del acelerador, lo que permitió al Anaitasuna una tímida reacción comandada por Reig, Borragán y Ragot. El rodillo madrileño, sin embargo, no dejó de funcionar y los guarismos se ampliaron hasta los once y doce tantos, ventaja que administraron sin problemas hasta el pitido final.