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Pekín 2008 | Gimnasia

Dominio insultante de Yang Wei en la general

El héroe local conquista su primer oro individual

Actualizado a
<b>SIN CONFIANZAS. </b>Yang Wei se agarra a la barra de equilibrios, la que le hizo perder el oro en Atenas.
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Desde que llegamos a Pekín lo hemos visto en publicidades, marquesinas de autobús, incluso en las tapas de los yogures. Yang Wei es, junto a Yao Ming y Liu Xiang, el trío de héroes chinos de estos Juegos. Desde ayer puede presumir de tener un oro olímpico, algo que se le había escapado en Sydney y en Atenas. Vía libre hacia la historia y hacia... el matrimonio. "Ya podemos dejar que se case con Yang Yun, su novia. El tiempo que ha tenido que estar concentrado ha valido la pena", comentaba Huang Yubin, su entrenador, el mismo que anunció en su día que se tiraría de la torre más alta de Pekín si el equipo masculino no ganaba el título. Un personaje, vamos.

Por tercera jornada consecutiva, el National Indoor Stadium vivió en rojo. El héroe fue Yang Wei (2-8-1980, Xiantao, Hubei), aunque hasta la tercera rotación el que reinaba en el pabellón era otro Yang: el coreano Taeyoung, finalmente octavo.

Sería en el último ejercicio en el que el mediático Wei viera a sus rivales desde atrás. En las anillas ofreció su mejor versión, con 16,625 que le hicieron liderar la competición. Cada vez se sentía más seguro y en paralelas recibió la puntuación (16,100) con una sonrisa de oreja a oreja y el grito a la grada. El japonés Hiroyuki Tomita, que muchos veían como su gran rival, se perdía en la clasificación y el alemán Fabian Hambüchen echaba por tierra su remontada con una caída en la barra fija.

Todos los participantes de la final habían acabado sus ejercicios y esperaban a que Yang Wei se jugara el título en el último ejercicio. El destino fue caprichoso, pues dejó al chino cara a cara con el aparato que le hizo perder el oro en Atenas: hace cuatro años no agarró bien y su caída hizo campeón al estadounidense Paul Hamm (gracias a un error de los jueces en perjuicio de los coreanos). Él se suponía la gran alternativa al gimnasta chino, pero lamentablemente para EE UU y para el espectáculo, Paul tuvo que ver la final en Columbus (Ohio).

Pudo con la barra.

Ayer, Wei espantó su mala suerte y sólo dio un susto en su primera suelta. Sobrevivió a la barra y la discreción le valió un 14.775, nota suficiente para adelantar a los sorprendentes Uchimura y Caranobe. El oro volvía a hablar chino en el National Indoor Stadium.

Para Rafa Martínez fue la oportunidad perdida, un retroceso respecto a Atenas, lo que le hace replantearse su futuro. El décimo puesto por la caisa en salto le obliga a especializarse como hizo en su día Deferr. "No voy a competir más en all-around; a partir de ahora sólo haré tres aparatos: caballo con arcos, barra y suelo", anunció el madrileño.

El ejercicio de salto hundió a Martínez, pero le lanza hacia nuevos retos. Rafa sufrió en una final especialmente tortuosa en su primer tramo. El caballo con arcos le llevó al 15.000. "Rafa, para empezar está bien", le decía su entrenador. Tocaba subir a las anillas, que era como girar un poquito más la tuerca de su hombro dolorido. Un aparato exigente que el gimnasta madrileño cumplió con 14.375. Más ánimo de Fernando Siscar: "Ahora, a crecer. Para arriba como un cohete". Pero el cohete salió serpenteando en el ejercicio de salto (15.575). Mal en la carrera y en la caída, Rafa aterrizó fuera de línea. El castigo de cuatro décimas fue la losa que le acompañó en lo que quedaba de all-around. Pese a su mejoría en paralelas (15.525) o en suelo (15.575), aparato en el que segundos antes Savitski había terminado con la mano dañada y el gesto contrariado, Rafa tuvo que conformarse con el décimo puesto. "He estado fatal", dijo. Y de un plumazo de replantea el futuro.