Deferr y Rafa Martínez tienen buen 'feeling'

El National Indoor Stadium se levanta entre el fastuoso Water Cube y el Fencing Hall, donde se disputará la competición de esgrima. Constituyen un tres en raya que mueve al optimismo. Medalla de Mengual y de Andrea Fuentes (dúo en natación sincronizada), Gervasio Deferr (suelo) y Jorge Pina (sable) de una tacada. ¿Por qué no? Soñar es gratis. Y desde ya podemos hacerlo.

Rafa Martínez nos recibe con el pulgar hacia arriba mientras acaba el entrenamiento. Es un modo de decir "estoy OK", aunque no sabemos si interpretarlo como un "lo habéis conseguido". Porque la foto del mostoleño, o la de Deferr, o la del cabizbajo Isaac Botella (aquejado de lumbalgia), fueron fruto del regate a quienes vigilan el acceso al pabellón y recompensa al lío de lenguas.

En estos tres días en Pekín una cosa me queda clara: o mi inglés no es realmente inglés, o de serlo, entonces no lo es el de los voluntarios olímpicos. Una de dos.

Donde no hay lío es en los objetivos españoles. El equipo de gimnasia artística masculina busca estar "entre los ocho finalistas", al menos eso afirma Álvaro Montesinos. El seleccionador se fija cotas más altas para Gervasio Deferr y Rafa Martínez. El primero busca encadenar tres oros en unos Juegos Olímpicos. Triunfó en salto en Sydney y Atenas, ahora su reto está en el ejercicio de suelo. Y ya ha pisado sobre el que competirá a partir del 9 de agosto. "¿Le huele bien la cosa?". Dispara rápido: "Me da muy buenas sensaciones". Y de inmediato se coloca una bolsa de hielo en el pie izquierdo. Nada de qué preocuparse, gajes del oficio de este portento barcelonés que ya ha aparcado el jet-lag y disfruta en la Villa Olímpica. "Allí estoy como en casa, ya son mis terceros Juegos".

Completo.

Junto a Deferr realiza estiramientos Rafa Martínez, el campeón de España absoluto y la esperanza española en la clasificación general individual. Él y el debutante Sergio Muñoz son los únicos del sexteto español que competirán en los seis aparatos del programa. En Atenas 2004 Rafa ya fue quinto y rozó la medalla hasta el último momento, pero ese diploma olímpico se cuela entre las anillas. Ahora hay que mirar más arriba. "La competición está muy cara, pero voy a intentarlo. He ganado en experiencia y aspiro a lograr algo grande".

Pocos días antes de llegar a Pekín, uno de sus grandes y directos rivales, el estadounidense Paul Hamm (polémico campeón olímpico en Atenas), se quedaba en el camino por una lesión en un dedo. Uno menos. "A ver si alguno más se cae de la lista", bromea Rafa. No está Hamm (que ha tenido un largo periódo sabático en su país), pero la élite asiática sigue ahí, con el chino Yang Wei a la cabeza, llenando publicidades en Pekín, donde ayer por fin vivimos sol y cielo azul. Aunque en el National Indoor Stadium no entre la luz. Y casi tampoco los periodistas.