Marion Jones vuelve a tener pretendientes

Marion Jones, la proscrita, se resiste a abandonar el atletismo por la puerta falsa, acosada por las insinuaciones de dopaje, agobiada por las deudas, decepcionada por su relación sentimental con Tim Montgomery, el padre de su hijo, el ex plusmarquista arrojado del paraíso de los récords por Asafa Powell, primero, y por los cazadores de atletas dopados, después. Su fortuna personal se venía abajo y sus patrocinadores la abandonaban. Se separaba de Tim, entablaba juicios con Conte, el dueño de Balco, resistía las acusaciones de su ex marido, C. J. Hunter (otro dopado)...

Mientras todo esto sucedía se entrenaba en silencio a las órdenes de Steve Riddick, procesado por estafa bancaria (¡pero de quién te rodeas, Marion!), y ponía las bases de su regreso a la élite, en la que no está desde 2002.

Y volvió, sí, en Jalapa (México), con un registro de 11.06, segundo mejor de la temporada. Por cierto, una reaparición anunciada en exclusiva por este diario. La marca es valiosa: le hubiera reportado el cuarto puesto en los Mundiales de Helsinki 2005.

Las puertas cerradas comienzan a abrirse. Se da casi por segura su presencia en Hengelo (Holanda), el día 28, aunque en esa misma fecha se dice que podría estar en Eugene. En París (8 de julio) empiezan a interesarse... Y, mientras, ella anuncia que hará 200 metros en los Campeonatos USA (22 a 25 de junio, en Indianápolis) y que aguantará hasta Pekín 2008. Quiere otra vez el trono de la velocidad. Quiere dejar de ser maldita. Por el momento, sonríe, muestra el índice en alto y enseña sus poderosos abdominales.