España, doce Mundiales

La Selección española llegaba a este Mundial con sensaciones poco esperanzadoras. Primero, con un cambio de entrenador, algo que siempre despierta dudas: Carlos Feriche cogía las riendas del equipo en sustitución de Catxo Ordeig, que, no obstante, trabajó como el que más en la sombra. Segundo, por las importantes bajas que tenía el equipo nacional, que hicieron que el seleccionador formara un grupo joven, en el que algunos jugadores, como Juan Ramón de Moya, fueron convocados por primera vez. Y tercero, por toda la polémica con la Federació Catalana, que tuvo como punto culminante Fresno y que tendrá otro nuevo episodio en Roma el próximo mes de noviembre. Pero la ilusión por ganar un Mundial dejó esos datos en el camino e invadió a toda la plantilla, que con un juego sólido e impecable, logró su duodécimo título.

En una final no exenta de tensión, España se deshizo por 2-1 de la poderosa Argentina gracias al sacrificio defensivo y a la amplia posesión. Las consignas de Feriche y Ordeig, claras: tener la pelota cuanto más mejor para frenar el juego agresivo de la albiceleste. Y bajo esa premisa se fraguó la victoria.En una buena jugada surgió el primer gol, obra de Panadero. España se iba con ventaja al descanso, pero Argentina seguía viva.

Tras la reanudación, los sudamericanos apretaron y pusieron en apuros la portería española. Pero un fenomenal Guillem Trabal se mostró infranqueable. La pelota cambió su rojo lampante por el azul celeste de Argentina, pero un contraataque bien llevado deparó el segundo tanto, obra de Edu Fernández.

Aún había esperanza para Argentina, pero el reloj corría a favor de la Selección española. La tensión quedó cortada cuando el colegiado pitó el final del partido. España demostró gozar de buena salud, con los jugadores catalanes en primera línea. La unión siempre hace la fuerza.