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Fútbol sala | Javier Lozano

"Mi relevo en el cargo no será traumático"

Trece años al frente de España; cinco títulos, dos Mundiales y tres Europeos y siente que su momento de irse llegará en 2006. Para ello tendrá que convencer a Villar de que es lo mejor para todos.

Alejandro Alcázar
Javier Lozano.

Después de trece años como seleccionador, ¿no sería el mejor momento de irse con su segundo doblete?

Egoístamente, sí. Pero sería injusto porque no atendería los razonamientos que me ha dado mi empresa para que continúe.

¿Ostrava ha sido su último campeonato oficial?

Intuyo que sí. No me gustaría tener que disputar otro, aunque tampoco desvincularme. Mi idea es seguir de cerca al equipo, pero fuera de las responsabilidades del plano técnico. En la RFEF soy feliz, pero vinculado al fútbol sala.

¿Ha pensado cómo será su salida?

Sí, de manera que no sea traumática. Una etapa de transición en la que trabajaría con mi sustituto hasta el final de mi contrato en diciembre del 2006 y que él sea quien dirija el próximo gran Campeonato, el Europeo de 2007.

Cambiando de tema. De nueve campeonatos: de cuatro Mundiales y cinco Europeos ha ganado cinco, con dos subcampeonatos y dos terceros puestos. ¿Quién debe más a quién, Lozano a la Selección o la Selección a Lozano?

Es mutuo. He crecido de la mano de la Selección y la Selección ha crecido de mi mano.

¿Cuál ha sido su peor momento al frente de la Selección?

Sin duda en Caserta. Ha sido el único torneo en el que me sentí frustrado porque no conseguí equipo. Me sentí decepcionado a título personal, porque era como si lo anterior no valiera.

¿Y el mejor?

El Mundial de Guatemala. Alcanzamos la cima. A partir de ahí hubo consistencia, credibilidad. Cambió el destino.

Dio con la piedra filosofal...

Sí. Fue especial. Si superábamos aquella prueba era obtener el master y derrumbar el mito de Brasil.

¿A Ostrava iba convencido de que ganarían el título?

Me resistí a creer que por ser campeones del mundo éramos favoritos. Para evitar la caída libre por la euforia por soplar muchos matasuegras y vivir mucha fiesta, provoqué una relación arisca con los jugadores, tensé la cuerda al límite y parece que dio resultado. Una vez que llegamos a semifinales ellos ya sabían donde estaban y ya no hacía falta estimularles salvo gestionar bien los esfuerzos físicos de cada cual por culpa del cansancio acumulado.

¿Tanta ascendencia tiene sobre sus jugadores?

En la vida casi todo es contagioso. Lo que impera es el espíritu y si ves la botella medio vacía la gente se pone la venda; pero si el espíritu es que está medio llena, la gente es positiva.

Uno de sus éxitos ha sido que los considerados suplentes siempre dieran el máximo.

Sí, es cierto. En vísperas de la final hablé sólo con ellos y les dije lo que quería. Ellos han sabido ser estrellas de verdad.