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Tenis | Cantera

El futuro de la Armada Española tiene 13 años

Roberto Ortega es campeón mundial categoría Sub-13

Actualizado a
<b>DURO ENTRENAMIENTO. </b>Roberto Ortega se entrena cada día tres horas diarias en al Federación Madrileña.
JESÚS AGUILERA

Un centímetro más que él. Eso medía la primera raqueta que tuvo, de apenas 1.500 pesetas. Con dos años peloteaba con sus hermanas; a los ocho, en el torneo de Villarreal, se creyó que podría ser tenista y a los trece ya es el campeón mundial Sub-13, torneo Les Petits Princes, y guarda más de diez raquetas, todas caras, en un armario. Roberto Ortega (Getafe, 1991), quiere ser tenista de profesión. Y en ello está.

Es un nuevo talento para la Armada, que salió de Getafe y está pasando por los puntos intermedios por los que pasaron otros antes; Juan Carlos Ferrero o Tommy Robredo, por ejemplo, ganaron en su día el Les Petits Princes. Ha sido subcampeón de España alevín, subcampeón de Europa y, desde el pasado 8 de agosto, campeón mundial en su categoría. Si sigo así podré llegar donde están ellos, cuenta con una madurez arrolladora.

Duro camino.

Querer seguir así es entrenar tres horas diarias en las canchas de la Federación madrileña (dos de técnica, una de físico) y organizarse, para sacar cinco sobresalientes en el instituto. Seguir así es no salir con mis amigos los fines de semana, apenas verlos, no ir al cine, porque tengo que competir. Así es querer ser como alguien: Juan Carlos Ferrero, cuando ganó Roland Garros.

Roberto admira al valenciano, a Nadal (¡Con 17 en la Davis!), a Federer, (qué concentración), a Moyá, a Feliciano. Precisamente, Feliciano padre le entrenó durante cuatro años y, ahora, su técnico es Luis Arteaga. Roberto le pega fuerte, lleva la iniciativa, arriesga, juega en todas las pistas. La que más me gusta es la tierra y la que menos, la hierba porque la bola casi no bota. Nunca se ha lesionado, aunque hace dos años estuvo a punto de dejarlo. Tuve una mala racha de juego y resultados, pero mi padre me dijo: Un torneo más.... Y llegó a la final. Fin de la racha.

Lo mejor, su derecha. Lo peor: El revés y..., su padre, Carmelo, habla por él: ... Viene ahora, porque es cuando más apoyo institucional, dinero, necesita para seguir subiendo. El padre cifra en 1.000 euros el coste de cada torneo internacional que juega. Él le trae, le lleva y le acompaña en sus éxitos. Cuando gané en Les Petis, lo primero que hice fue mirarle. Me prometió que si ganaba dejaba de fumar y, ya ves, dos meses sin tabaco, ríe Roberto. El tenis le divierte, pero mantiene la cabeza fría, sabe qué quiere. Ser profesional, ser como Ferrero en Roland Garros... Y en ello está.