Michael Phelps suma ya cinco medallas olímpicas

El Milagro de Lake Placid, The Miracle, fue la película que Phelps usó como motivación directa: esa impensable victoria de Estados Unidos sobre la URSS en la final olímpica de 1980, en hockey sobre hielo. Este chico, que se lija la piel cada día, parece predestinado. Porque fue un milagro en el lago plácido de Atenas lo que consumó el relevo estadounidense 4x200 con su victoria sobre Australia.

El día de Phelps en la piscina se cerró con dos oros y una humillación para Thorpe y el mejor de los relevos australianos, el 4x200, invicto en los últimos siete años. A estas alturas, Phelps suma cinco medallas. Va lanzado hacia el récord total de ocho medallas en unos Juegos: la plusmarca del gimnasta soviético Alexander Dityatin, en 1980. Sólo que las medallas de Phelps pueden ser de mejor calidad que las de Dityatin. Esta competición no tiene nada que ver con los trials, te va desecando poco a poco, decía Phelps en plena sesión de trabajo. Cuando él lo dice será así, pero vean, vean...

Marea elástica. En la final de 200 mariposa, Phelps fue una marea elástica que se tragó a todos y devoró a Parry, el bocazas inglés. Parry había alardeado de su triunfo sobre Phelps en unas semifinales que el estadounidense nadó en conserva, de paso para la gran final de 200 libre. Cuando acabó la final de 200 mariposa, Phelps le había sacado a 1:48 a Parry, que sólo pudo ser bronce. La plata, para el japonés Yamamoto. Phelps había vuelto a nadar en conserva, aunque un poco menos: ahora venía otro relevo. Así que encerró a Parry en una lata de sardinas, le miró de reojo, le bajó el pulgar... y se fue al 4x200.

Sin tregua, Phelps encabezó el relevo, nadó la primera posta... y le sacó más de un segundo a Hackett (1:46.49, 1:47.50). Desde ahí, la prueba fue de Estados Unidos. Sólo que en la última posta australiana emergía la aleta caudal de Thorpe. El Thorpedo explotó en el agua a 1.48 de Keller, último relevista estadounidense. A falta de 50 metros, Thorpe había recortado casi un segundo. Pero Keller, que también mide 1.98, resistió la última carga de Thorpe, algo cansado tras las semifinales de 100 libre. Estados Unidos ganó por 13 centésimas, sin récords, pero Phelps está más cerca de otro milagro: el objetivo ya no es Spitz, sino Dityatin. Tampoco está mal.

Tregua en el medallero

Día de tregua para el ambicioso medallero del nadador estadounidense Michael Phelps que hoy no disputa ninguna final. La prueba que afronta son los 200 metros estilos, en la que tiene el récord del mundo. Por la mañana nadará las eliminatorias y por la tarde la semifinal.

Final sin Popov

El ruso Alexander Popov, campeón olímpico y mundial, que había llegado a semifinales con el octavo mejor tiempo, se quedó fuera de la final de 100 libre. Popov fue cuarto en la primera semifinal, con 49.23, pero no pasó del noveno lugar entre los tiempos totales.