Kitajima devuelve la ilusión por la braza

Cuando se habla de récords del mundo en natación todos pensamos en las hazañas de fenómenos como Michael Phelps o Ian Thorpe. Grandes genios de este deporte que allí donde van acaparan toda la atención. Fotografías, autógrafos, todo un despliegue digno de lo que son, estrellas mundiales. Sin embargo, los intereses publicitarios y comerciales nos llevan a olvidar a otros grandes deportistas menos conocidos.

Allá por julio de 2003, un desconocido japonés desviaba por un momento la atención de la piscina del Palau Sant Jordi de Barcelona, sede de los Mundiales de Natación del pasado año. Era un japonés de 1,77 no tan alto como Thorpe ni tan musculado como Phelps. Era Kosuke Kitajima, que logró la proeza de batir dos récords del mundo para proclamarse campeón del mundo en 100 y 200 metros braza.

Si en aquel momento ya comenzaba a llamar la atención entre los aficionados a la natación, Atenas ha venido a ratificar su hegemonía en la prueba. Dos nuevos títulos en la distancia confirman el nacimiento de una nueva estrella de este deporte. Tiene 22 años y es todo un ídolo en Japón. Su estilo, la braza, no parece ser la modalidad más espectacular. Pero detrás de la altura y la fuerza que impera en los últimos años, siempre habrá alguien que recuerde la importancia de la técnica dentro del agua. Y ese es Kitajima, el embajador de la braza en el mundo.