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Atenas 2004 | Natación

La revancha de Thorpe

Recuperó su título olímpico en 200 libre y Phelps fue tercero

Actualizado a
<b>JÚBILO. </b>Ian Thorpe se muestra exultante nada más conseguir su triunfo en los 200 libre. El holandés Pieter Van den Hoogenband, segundo y verdugo suyo en Sydney, se acerca para felicitarle. El estadounidense Phelps, tercero, estaba lejos de la escena.
reuters

Y fueron 200 metros como un largo beso de medianoche: Long Kiss Goodnight, la película que más le gusta a Ian Thorpe. Ya era noche en Atenas tras La Carrera del Siglocuando Thorpey se subía a lo más alto de un podio que contenía a los mejores nadadores del mundo: él, Pieter Van den Hoogenband (VDH) y Michael Phelps.

Las últimas luces del día habían visto abandonar el agua a un Phelps autista, con los hombros caídos, un punto estupefacto. Y eso que había batido su propio récord de América. Mike conservó la concentración justa para atravesar a la carrera la zona mixta: no quería hacer declaraciones, porque le esperaba la semifinal de 200 mariposa. El de Phelps es un sobrehumano tour de force. VDH es ese buen chico que toda mamá holandesa querría tener. Thorpe es un extraño ser semiacuático que ya se ha convertido en el olímpico australiano con más medallas de oro (cinco).

Thorpe fue el cazador; el bondadoso VDH y el infantil Phelps, sus presas. Por mucho que lo quiera disimular, por mucho dinero que gane, Phelps es un grandísimo niño-pez de 19 años. Se le notó nadando. Algo acomplejado, Phelps fue un poco a rebufo de Thorpe y VDH, que disputaban un duelo táctico en las alturas. El holandés fue el primero hasta 150 metros de carrera, pero había usado demasiada potencia con mínimo rendimiento: en el último viraje, sólo sacaba 20 centésimas a Thorpe. Entonces, Thorpey aumentó la frecuencia de su ciclo de brazada, ese que le hace avanzar 2.66 metros a un registro en torno a 450 vatios de potencia. Claro que ese motor fuera borda que genera oleaje propio no se puede mantener muchos metros. A Thorpe le bastó con los 30 o 40 últimos para romper el pecho de quilla de VDH y ganar con nuevo récord olímpico: 1:44.71. Thorpe limpió aquella afrenta de Sydney. Ahora, ya sé que estamos empatados, le dijo VDH.

En los últimos 50 metros, el holandés, desfondado, perdió 72 centésimas ante la embarcación de recreo con matrícula de Sydney. Phelps, que nunca estuvo en el piso de arriba, se asomó a la plata en la pared: hizo su mejor marca, récord estadounidense, y atrapó el bronce a sólo nueve centésimas de VDH. En el palco de honor relucía la sonrisa de Spitz. En los azulejos celestes de la piscina se empapaba la ilusión de Phelps, que puede igualar las ocho medallas del gimnasta soviético Dityatin, pero ya no llegará a los siete oros de Spitz. Después, perdió ante el inglés Parry en su semifinal de 200 mariposa. Hoy, en la final, debe ganar su segundo oro. Así fueron 200 metros: un largo beso de medianoche, la película preferida de Ian Thorpe.

Hoy puede lograr dos oros

Michael Phelps saltará hoy tres veces a la piscina. Por la mañana en la serie de 4x200 libre y por la tarde en 58 minutos disputará las finales de 200 metros mariposa y la final del relevo. Hoy espera conseguir dos medallas de oro más, aunque el récord de Spitz es ya imposible.