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la historia de la eurocopa (10) | YUGOSLAVIA-1976

Otra vez eliminados en cuartos de final

Se comenzó la andadura con buen pie: triunfos en Copenhague y Glasgow. Los empates caseros posteriores con Escocia y Rumanía obligaron a puntuar en Bucarest y se logró. En cuartos de final, apareció Alemania, doble campeón europeo y mundial. Buen partido y mal resultado (1-1) en Madrid y derrota con dignidad (2-0) en Múnich.

<b>EL ONCE DE BUCAREST</b>. Sol, Benito, Miguel Ángel, Pirri, Camacho y Migueli forman con Quini, Villar, Santillana, Del Bosque y Rojo antes de conseguir la clasifi cación.

Kubala comenzó su sexta temporada con la Selección tan optimista como siempre. El cargo le gustaba, se llevaba bien con los jugadores (los kubala-boys) y los medios de comunicación le trataban con cariño. Sólo le faltaba rematar con un éxito importante. Tal vez fallase en la formación de un verdadero equipo. Sorprendía con la inexplicable convocatoria de algunos jugadores y modificaba excesivamente la alineación.

El grupo de clasificación era complicado, pero los dos primeros encuentros, ambos fuera de casa, fueron victorias. En el de Copenhague, muchos aficionados quedaron sorprendidos. Cuando la tele mostraba a Claramunt preparado para lanzar un penalti, el locutor radiofónico cantaba la consecución del gol. ¿Cómo podía ser? Más tarde se supo que se esperaban manifestaciones antifranquistas en el estadio danés y la televisión retransmitía con retraso para poder eliminar las imágenes ‘subversivas’. También hubo espectáculo desde Glasgow. Iríbar paró un penalti cuando perdíamos por 1-0. Tuvimos que adivinar entre la niebla los dos goles ganadores de Quini y vimos con hilaridad cómo el jugador gijonés perseguía a un perro por el césped de Hampden Park para que pudiese proseguir el encuentro. Todo parecía encarrilado, pero Escocia empató en Mestalla -menos mal que apareció a tiempo la melena salvadora de Megido- y un nuevo empate en el Bernabéu ante Rumanía complicó la clasificación.

Había que ganar a Dinamarca y puntuar en Bucarest para no depender de los resultados ajenos. Se cumplió el primer objetivo, pero con un juego lamentable, el enfado del público y gritos de ¡fuera! ¡fuera! El viaje a la capital rumana se realizó con grandes prevenciones. El Dinamo acababa de derrotar al Real Madrid y ambos eran la base de sus respectivas selecciones. En el estadio 23 de Agosto se produjo una innovación. Por vez primera nuestros jugadores salieron a calentar sobre el césped antes del protocolo habitual de los partidos internacionales. Ahora se hace siempre. Fue un partido muy serio por parte de nuestros jugadores, que a principios de la segunda parte ganaban por 0-2. Al final empate y misión cumplida.

En cuartos de final tocó como adversario el doble campeón mundial y europeo. Hubiese sido la consagración de Kubala dejar en la cuneta a los alemanes. En el Calderón hubo alguna esperanza. Buen partido y mal resultado. El empate era insuficiente para visitar Múnich con optimismo. En la capital bávara llegó el desenlace final. Dos a cero y a casa.

Héroes en Hampden Park

Era entonces el campo más grande de Europa. Recibió a la S elección con un ambiente vociferante, el césped helado, niebla y un gol tempranero de Bremner. Diez minutos después, penalti contra España. Algunos recordaron la derrota de Highbury de 1931. Pero Iríbar detuvo el penalti a Hutchinson. Reaccionó España y obtuvo el premio de dos magníficos goles de Quini, tal vez animado por su éxito al cazar a un perro que irrumpió en el terreno de juego.