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la historia de la eurocopa (6) | Italia - 1968

A tácticas cobardes, resultados míseros

Domingo Balmanya, seleccionador nacional, presentó la dimisión tras su fracaso en la fase clasificatoria. Nadie esperaba el sorprendente desenlace. Los irlandeses ganaron en Praga y Balmanya tuvo que retomar sus funciones para enfrentarse a Inglaterra.

<b>LOS DE LA ILUSIÓN</b>. El 1-0 de Londres permitía soñar con la remontada. Estos fueron los que la intentaron: Sadurní, Sáez, Gallego, Canós, Pirri y Zoco; Rifé, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento.

Después del Mundial inglés, Villalonga dio el relevo como seleccionador a Domingo Balmanya que acababa de hacer campeón de Liga al Atlético de Madrid. El nuevo sistema de grupos clasificatorios nos adjudicó como adversarios a Turquía, República de Irlanda y Checoslovaquia. El encuentro de Dublín acabó en empate sin goles y en Mestalla los tantos de José María y Pirri nos colocaron con tres puntos al frente de la clasificación. Tampoco se consiguió marcar en el desplazamiento a Estambul, aunque en San Mamés, frente a los otomanos, Grosso y Gento nos dieron la segunda victoria. Era casi imprescindible puntuar en Praga puesto que los checos triunfaron en su visita a Irlanda. Perdimos, incapaces por tercera vez de marcar un tanto fuera de casa y con un fallo increíble de Iríbar que facilitó el gol de Horváth. Las críticas se desataron contra el seleccionador por sus planteamientos excesivamente cobardes. Apenas jugamos con dos delanteros natos cuando la táctica habitual imperante era la del 4-2-4.

Había que ganar a Checoslovaquia en el Bernabéu por más de un gol para tener favorable el goal-average y, además, esperar un tropiezo de los centroeuropeos. La falta de ilusión por nuestras posibilidades tuvo claro reflejo el 22 de octubre en Chamartín. Apenas 25.000 espectadores acudieron a ver el juego de los discípulos de Balmanya. Esta vez, el míster catalán alineó un equipo más ofensivo con Pirri, Marcial y José María en el centro del campo y Amancio, Luis y el debutante Gárate en la delantera. En el primer tiempo todo marchó sobre ruedas y Pirri logró un gol tranquilizador. Tras el descanso, una jugada de Amancio dio origen al extraordinario gol de Gárate, que incluso provocó una pequeña invasión de entusiasmados espectadores. Después... repliegue generalizado, gol de los checos y angustiosa victoria final.

Tal y como estaban las cosas, sólo el triunfo irlandés en Praga daría la clasificación a España. Nadie creía en esa posibilidad y el seleccionador presentó la dimisión. Un mes más tarde, Balmanya se encontraba en el hotel Florida de Lisboa cuando le dieron la noticia: "Los irlandeses han triunfado en Praga".

Tuvo que retomar el puesto y acudir a Wembley. De nuevo táctica superdefensiva, con Poli de gendarme de Charlton. A cinco minutos del final, disparo del inglés y la derrota. En el Bernabéu hubo esperanzas de conseguir la remontada. Gol de Amancio y entusiasmo popular. Luego se lesionó Gallego y los ingleses, a la contra, marcaron dos goles. Estábamos eliminados.

Decepción en el Bernabéu

Sólo 66.694 personas pagaron su entrada para asistir ilusionados en el Santiago Bernabéu a la remontada contra los ingleses. No fue posible. Así se vio en AS.