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Rallies | Chipre

Sainz es quinto con los neumáticos destrozados

Los mecánicos reparan el Xsara.

Los neumáticos de Carlos Sainz eran todo un poema. ¿Han visto cómo quedan las ruedas de un camión cuando revientan? Pues las del madrileño acabaron igual la jornada, desvencijadas. Y aún así sigue en la pomada, aunque quinto, y hubo un momento en el que tuvo a tiro el liderato de Gronholm.

Ya desde el primer tramo Carlos sufrió de lo suyo. En el segundo kilómetro se le rompió la palanca del cambio electrónico, y no sólo tuvo que pasar al manual, sino que toda la especial estuvo rondando bajo sus pies el elemento roto. Lo arregló con un destornillador y cinta aislante, pero acabó el bucle destrozando con el morro de su Xsara la columna de cronometraje del tercer tramo.

En el siguiente se le comenzaron a poner las cosas de cara cuando al hasta entonces líder, Solberg, se le calentó el motor del Subaru, y a su heredero, Gronholm, le fallaba el embrague. Entonces Sainz era tercero, a seis décimas de Rovanpera. Pero se quedó sin neumáticos en el tramo más largo de forma incomprensible, ya que montaba los mismos que Loeb. Por ello, ni pudo atacar a los Peugeot, ni contener al francés y a Martín, que le superaron en la última especial.

Pero está pegado a ellos, y sólo Gronholm marcha más destacado, con medio minuto de renta. Queda mucho rally y a los coches les pesa cada kilómetro. Sainz puede recuperar pese a las ruedas: "Teniendo en cuenta que hemos hecho dos tramos con neumáticos lisos, la etapa no ha ido mal. No sabemos porqué nos pasa a nosotros y no a nuestro compañero, pero lo peor es que sólo me queda un juego de las ruedas buenas para lo que resta de rally".