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El Kelme es un grande, pese a la UCI

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El Kelme ha sido invitado a la Vuelta. También al Giro. La semana pasada lo fue al Tour. El Kelme disputará, por tanto, las tres grandes. Será el único equipo español que lo haga. Y de cuantos hay en el mundo, sólo cuatro más lo van a hacer: Alessio, Fassa Bortolo, Phonak y Saeco. O sea, que el Kelme es un equipo grande, interesante además para los organizadores, pues de otra manera no le invitarían. Esto contradice los planes que tiene la Unión Ciclista Internacional (UCI), uno de cuyos ideólogos es Manuel Saiz. La UCI quiere implantar una liga profesional, de nombre ProTour, que sería cerrada al estilo NBA, y el Kelme no estaría en ella.

La UCI argumenta para poner en marcha esta competición ProTour que "la reforma es importante para el desarrollo y la evolución de nuestro deporte". También señala que "la situación actual ya no es viable", y que "la estructura y la organización del ciclismo en ruta presentan demasiadas dificultades para hacer competencia a otros deportes". Verbruggen, presidente de la UCI, termina diciendo: "Estoy convencido de que la reforma será sinónimo de una nueva era de prosperidad para el ciclismo en ruta". Pues en ese futuro que se diseña, y que entraría en vigor el 1 de enero de 2005, el Kelme no entra. El Kelme es un equipo maldito de Segunda.

El Kelme descendió a los infiernos este año cuando la UCI le bajó a Segunda por su gestión chapucera. Fue una decisión administrativa, que le deja fuera del futuro inmediato. El descenso le supone no estar entre los treinta "equipos profesionales de alto nivel con licencia", como califica la UCI a los equipos de Primera, de los que veinte disputarán el año que viene las grandes vueltas. Pero deportivamente el Kelme es un grande. De lo contrario no le invitarían al Tour, a la Vuelta y al Giro. Le tienen que invitar, porque administrativamente no tiene derecho a participar. Sin embargo, todos cuentan con él. Menos la UCI, que quiere ahora inventar el ciclismo.