El Joventut tiene mérito

Tampoco en esta 68 edición de la Copa habrá campeón que repita dos años seguidos. Eso no sucede desde que en 1987 y 1988 ganó el Barcelona. Ganar la Copa dos años consecutivos es, por lo visto, dificilísimo. ¿Será porque en la Copa no hay posibilidad de enmienda? Pues lo mismo. Tan acostumbrados como están los jugadores a que no pase nada cuando pierden partidos en la Liga, que pueden perder hasta 15 y luego reciben hasta felicitaciones por haberse clasificado para los playoff, llega la Copa y no les llega la camisa al cuerpo. Un montón de errores por culpa de los nervios hemos visto. Y luego vienen las sorpresas.

Una de ellas es el Joventut en la final. El Joventut que juega con Tabak y Digbeu, dos desechos del Madrid. Tabak era la pareja de Tarlac en el Madrid, aquellos que llegaron por la gatera en la época de Scariolo, y cuando en el club tiraron de las orejas al técnico por los fichajes, se quedó con el malo y se desprendió del regular. El regular es Tabak, que se ha convertido en pilar del Joventut. Y el Joventut también tiene a Digbeu, que la temporada pasada salió tarifando del Madrid y ahora ha metido a su nuevo equipo en la final. Dirán que dos jugadores no mueven molino. En el Madrid, lo digo por Bennett y Kambala, está visto que no.

En el Joventut, en cambio, ya ven lo que hacen. Claro, que acompañados de Rudy Fernández, un fenómeno, que lo es porque está en el Joventut. Rudy es de otro equipo y ya veríamos cuánto jugaba. Rudy tiene la suerte de que juega en el Joventut, donde hay cantera y se la mima. No hay más que ver la Mini Copa. El Joventut, también en la final y con el mayor talento, Rubio, en su filas. El Joventut, por eso de que es un club de baloncesto desde los pies hasta la cabeza, es decir, desde las categorías inferiores hasta el profesional, cae bien. Saca jugadores de debajo de las piedras y luego ficha lo que los otros no quieren. Bien por la Penya.