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Lolo Sainz recupera al Madrid

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El Madrid está en cuartos de la Copa ULEB, es quinto en la Liga con una pequeña renta como para pensar que entrará en los playoff y en la Copa amenaza a un todopoderoso Barcelona. Aún no ha ganado nada, pero en el equipo se aprecia una actitud muy distinta a la de la temporada pasada. Consecuencia de ello es que los resultados empiezan a adquirir cierta contundencia. ¿Qué ha pasado? Pues que ha cambiado a Mulaomerovic y Hawkins por Bennett, a Alston y Tarlac por Kambala, Burke y Bueno, a Digbeu por Fotsis y a Angulo por Stojic. Jugadores que llegaron de la mano de comisionistas por jugadores traídos bajo un estricto criterio profesional. Para mayor vergüenza de quienes pasaron por el club y fueron responsables de los fichajes (Scariolo e Imbroda), la plantilla actual es más barata que las anteriores, aquellas que le arrastraron a las peores clasificaciones de su historia. Ésta sale por seis millones de euros.

Si el Madrid tiene presupuestado más del doble este año es porque aún está pagando indemnizaciones y contratos de la gente que tuvo que despedir para poner fin a la ruina deportiva y económica. Ahora el presente es más soportable y el futuro, más halagüeño. Se ha liquidado una plantilla de mercenarios veteranos y ha entrado una más joven (23 años, edad media) y ambiciosa.

Con ella, Lolo Sainz, único responsable del cambio, pretende estar mucho tiempo. En el baloncesto de ahora es muy difícil que los jugadores se fidelicen con un equipo, pero Sainz lo intenta con gestos difíciles de olvidar. El Madrid jugaba un partido en Alemania que había que ganar, la esposa de Kambala se puso de parto y Sainz permitió al jugador que viajara solo, justo para llegar al encuentro y regresar en el primer avión. Guiños como éste son los que hicieron al Madrid especial y provocaron que los jugadores dieran lo mejor de sí mismos a la que consideraron su segunda familia. Y esto es lo difícil, no hacer un equipo de mercenarios desarraigados.