NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Rally Dakar | decimoquinta etapa

La tienda voladora

Me lo habían advertido: "Ten cuidado dónde colocas la tienda, no vaya a ser que por la mañana se ponga en marcha un avión y se la lleve volando". Hasta ayer la situación estuvo bajo control, pero un solo descuido sirvió para que un Antonov del 74 arrasara mi tienda de campaña... conmigo dentro. La noche anterior, como otras tantas, el avión ruso estaba en paralelo a la tienda y a una distancia de treinta metros, pero al amanecer maniobró de tal forma que sus reactores quedaron perpendiculares a mi casita. El resultado fue un susto de dos minutos que acabó en una buena carcajada y con la tienda algo deteriorada.

Eran las ocho menos cuarto y el ruido de los motores no me alertó de lo que podía suceder, porque convivimos con ellos durante todo el día. Estaba terminando de hacer la mochila cuando ese sonido se hizo atronador y el huracanado viento provocó que toda la lona delantera se viniera contra mí. Intentaba sujetarla, pero era imposible y un golpe de aire me tiró de espaldas. Entregado a mi suerte, me eché cuerpo a tierra y, mientras la tienda se arrastraba algunos metros hacia atrás, notaba cómo se iba desmontando sola. La tierra se estrellaba contra mis piernas, picaba mucho, pero me empecé a reír a la espera que todo terminase. A mí no me pasó nada, pero las varillas de la tienda acabaron dobladas, lo mismo que las cuatro piquetas con las que la fijé al suelo. La tela aguantó regular porque una parte se agujereó. Menos mal que las dos noches que quedan, en Dakar, dormimos en hotel. Sobre todo porque, aunque parezca increíble, ayer por la tarde otro avión se llevó volando los restos de mi tienda después de montarla de nuevo. Por suerte, esta vez yo estaba fuera....