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Rallies | Dakar 2003

Claudio Torras

El caso de Claudio Torras recuerda al del mismísimo Jerry McGuire, aquel agente de jugadores de fútbol americano que interpretó para el cine Tom Cruise y que se desvivía por atender a sus clientes.

No es broma, este barcelonés es socio de la empresa Zenit que, entre otras cosas, se dedica a la representación de pilotos de motos como García Vico (mundialista en motocross), Sebastián Porto (mundialista en velocidad), o Marc Coma y Nani Roma, estos últimos presentes en el Dakar. ¿Se imagina alguien a los Zoran Vekic, Ginés Carvajal y compañía jugando en el Bernabéu al lado de sus representados Guti o Raúl? No, pero en el Dakar eso es posible y Torras está dispuesto a ayudar durante la carrera en la medida de sus posibilidades a sus pilotos, aunque ello pudiera obligarle incluso a la retirada. Sabe que irá bastante por detrás de ellos y si se los encontrase en apuros les daría hasta la última pieza de su KTM 600 si les hiciera falta. Con 39 años y más ilusión que experiencia, es uno de tantos privados que se ha dado este año el capricho de cumplir el sueño de su vida.

Ha montado un equipo con otros dos pilotos (Carles Iscla y Miquel Pujal) reuniendo un presupuesto de 90.000 euros y con alguna ayuda de KTM, con la que está bien relacionado. Por eso dice que es un privadillo de los privilegiados.

En la especial de Castellón puso los pies en el suelo tras dos primeras etapas en las que fue lanzado, al punto de permitirle llegar a España como el mejor privado de la categoría. En la Narbona se atrevió incluso a meterle rueda al bicampeón Meoni, pero iba demasiado rápido y ayer se cayó tres veces en la especial de nueve kilómetros. No le pasó nada grave y le servirá para tomárselo con más calma. Esa es la única forma de cumplir su objetivo: llegar al Lago Rosa de Dakar.