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Voleibol | Un colegio en la élite

El Corazón de la Superliga femenina

El Sagrat Cor de Sarrià, único conjunto amateur de la máxima categoría.

Actualizado a
<b>SACRIFICIO.</B> No tienen salario y son amateurs, pero las jugadoras del Sagrat Cor luchan como las que más.
Enric Fontcuberta

No hay muchas como ellas. En un mundo dominado por el dinero, por los adinerados patrocinadores y por equipos que tienen en nómina al menos a cuatro o cinco extranjeras, ellas son las auténticas heroínas. Se trata de las jugadoras del Sagrat Cor de Sarrià, el equipo más humilde de cuantos militan esta temporada en la Superliga femenina de voleibol. Lo es porque está íntegramente formado por jugadoras nacionales (además, todas ellas han nacido en la provincia de Barcelona) y también porque, más allá de un club deportivo, el Sagrat Cor es un colegio, en donde se imparte, entre otros cursos, bachillerato y ciclos formativos. Y, por último, porque no tienen un patrocinador que las financie. Ni un salario fijo, como en los demás clubes. Sólo tienen cubiertos los gastos por viajes y dietas por encuentros ganados. Es el único conjunto amateur de la Superliga.

Recién ascendido

El Sagrat Cor ascendió la pasada temporada a la máxima categoría nacional. Fue su cuarto ascenso en cuatro temporadas, un auténtico récord. Desde 1.999, año en que todas las jugadoras estudiaban en el colegio, han pasado cuatro campañas en las que el equipo se ha ido reforzando, y los resultados han ido acompañando en todas las categorías.

El curso pasado todavía conservaban a dos jugadoras que estudiaban allí. Ahora no hay ninguna, aunque las hay que trabajan con equipos infantiles del Sagrat Cor. La de este equipo es, sin duda, una de las plantillas más jóvenes del campeonato, coordinada por su técnico, Jorge Tobecq. Pero también de las que más ilusión tienen, sin dejar de anclar los pies en la tierra, ya que su objetivo desde su reciente ingreso en la máxima categoría nacional es la permanencia.

A diferencia del resto de equipos de la Superliga, que se entrenan todos los días en doble sesión, ellas lo hacen cuatro días a la semana y solamente por la tarde. En definitiva, se trata de todo un ejemplo de dedicación por amor a un deporte, el voleibol, en el que han conseguido un hito al alcance de muy pocas en su situación: colarse en la división de oro del país y enfrentarse a las profesionales.