"Sí: la directiva debe marcharse"

El periodista Josep Martí Gómez, vicepresidente segundo del Cercle d’Amics de l’Espanyol, lo tiene claro: "La directiva debe dimitir". Coincide pues con quienes lo gritaron el domingo en Montjuïc.

Sí, no me fío ya de ella. Ahora dicen que van a fichar en diciembre. ¡Pero si han fichado 20 jugadores en 13 meses y la mayoría sólo sirve para aumentar la nómina!

¿Entonces?

Dani puede continuar con un vicepresidente a su lado que, en un plazo determinado, se convierta en el nuevo presidente. Después de inaugurar el campo de Cornellà, por ejemplo. Bueno, eso si no bajamos, pues si hay descenso no habrá campo ni inauguración ni nada. Que Dani se reúna con Lara y pacten una salida rápida.

¿Y Clemente?

Quizás se le debería dejar donde está. Porque poner a un entrenador nuevo tal y como están las cosas sólo serviría para que éste pidiera a más jugadores nuevos. ¿Pero acaso quedan en el mercado de invierno buenos jugadores que estén libres para venir, o se tratará de paquetes, como la mayoría de los que han llegado hasta ahora al primer equipo?

¿Qué pasa con la cantera?

Yo ya dije al principio de la pasada temporada que la directiva actual del Espanyol no cree en la cantera, sólo se la explotó en un determinado momento. Se ha demostrado que tenía razón cuando dije eso. Para que la cantera se tuviera en cuenta, el Espanyol debería tener un entrenador como Paco Flores, sobre el que gire todo el sistema deportivo del club a largo plazo. No sé qué ocurre con tantos jugadores que son internacionales en las categorías inferiores y que después ni siquiera llegan a subir al primer equipo. Tampoco entiendo la jugada siniestra de Javier Clemente, que puso una defensa formada por jugadores canteranos precisamente en los dos partidos más difíciles que debía jugar el equipo. ¿Es que quizás los quería quemar?

¿Cuál es el diagnóstico que hace de la situación?

Si no tienen potencial para solventar esta situación y superar a otros equipos que todavía son más modestos, que cierren y se dediquen a jugar al ajedrez. La directiva ya no tiene sensibilidad, ni tampoco para fichar a nadie.