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Primera | Maldini analiza las novedades de la liga

Pulmones y trabajo

Mediocentro de trabajo incansable, potente y bastante duro. Fiel al estilo del último Racing campeón y a su técnico Mostaza Merlo. No es rápido y no rendiría bien muy pegado a una banda.

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No le pidamos elegancia porque decepcionará, pero sí trabajo, lucha y entrega. Incansable en el esfuerzo, basta decir que representa fielmente el estilo del último Racing campeón de Mostaza Merlo. Si el Espanyol quiere pulmones, los ha encontrado en Adrián Bastía, que por fin desembarcó en Europa tras haber tenido pie y medio en el Nantes y coquetear con más de un equipo italiano.

Para los que no le han visto mucho, recuerden al ex jugador del Sevilla Almeyda y al milanista Gattuso y hagan una mezcla. Mediocentro como Almeyda, el mismo trabajo de Gattuso, pero un poco más de velocidad y sentido. Puede jugar algo escorado a la derecha, aunque hay que considerarle un 5 por encima de todo. Así es Adrián Bastía, que a sus 23 años presume ya de un título con Racing de Avellaneda y la etiqueta de ídolo de la Guardia Imperial, el más apasionado sector de la hinchada de la Academia.

Le llaman el Polaco y muchos vieron en él la fotocopia de Mostaza Merlo, el incansable centrocampista que un día le devolvió el título a Racing como técnico. Nacido en Gobernador Crespo el 20 de diciembre de 1978, santafecino por tanto, criado en la escuela de Racing, tuvo mucha tentación de dejarlo todo para volver a su pueblo, pero al final le cautivó Buenos Aires y, sobre todo, las primeras oportunidades que le dieron Humberto Maschio y Gustavo Costas, dos nombres que también van muy asociados a la historia de Racing.

Ambos le llevaron a una pretemporada, y desde ese momento Bastía entendió que todos los malos momentos en la pensión de Berazategui habían merecido la pena. Tenía ya 20 años, por lo que su debut en Primera fue mucho más tardío de lo habitual en el fútbol argentino. Pero su puesta de largo llegó cinco años después de haber entrado en la escuela de Racing y con Ángel Cappa como técnico.

No fueron unos inicios sencillos, porque le costó manejar su entusiasmo en el campo y fue expulsado varias veces. Pero poco a poco se calmó y se impuso como el 5 de Racing en los últimos años. Había aprendido mucho de Pablo Michelini, el 5 anterior a él y que le dejó el hueco cuando se marchó a San Lorenzo. También del Tete Quiroz, aunque en menor medida. Partido a partido se quitó la fama de leñero de su primera época y mejoró. La llegada de Merlo fue decisiva, y Bastía nunca duda en declarar que el Mostaza ha sido uno de los técnicos decisivos en su carrera. Volante central de River en los setenta y profundo conocedor de los secretos del puesto, Merlo le corrigió muchos errores de posición, sobre todo para no quedar mal colocado en los contragolpes rivales. Aprendió y mucho, y su carrera se identifica tanto con Merlo que algunos le conocen como Mostacita, pero por su melena triunfó el apelativo de Polaco.

Indiscutible en el equipo que con Merlo ganó el título del Apertura 2001 en aquel Racing del trabajo por bandera, fue elegido por los hinchas como jugador más importante, triplicando a Chatruc. Los dos definían bien a aquel Racing de dientes apretados y pocas lindezas con la pelota.

Tuvo una oferta del Nantes e incluso viajó a Francia. Parecía tan definitivo que Bastía asistió desde la grada a una victoria 3-0 ante el Lyon, pero a última hora las cifras frenaron la operación. El técnico del Nantes, Ángel Marcos, se llevó las manos a la cabeza porque necesitaba un mediocentro así, pero desde Avellaneda los hinchas de Racing dieron saltos de alegría. Siguió rindiendo en su estilo, aunque el equipo fue incapaz de repetir los éxitos de meses antes y se apagó la euforia. En realidad no había un sustituto natural para él, y por eso ahora Ángel Cappa tiene un problema serio. Su última etapa en Racing, una decepcionante Copa Libertadores con eliminación ante el América de Cali incluida. Ahora no se frustró el traspaso y llega a un Espanyol al que dirigirá desde el mediocentro.