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Ralli de Finlandia | Perfil

Martin, tímido estonio de madre finlandesa

Markko Martin puede pasar a la historia si hoy logra el triunfo en Finlandia. Sería el tercer no escandinavo tras Sainz y Auriol en ganar la prueba más difícil del año... aunque con truco: por las venas de este chaval sin héroes corre sangre del país de los mil lagos.

Hasta que no irrumpió en los rallys en el Mundial prácticamente nadie sabía dónde se ubicaba Estonia. Pero ahora está marcada con letras de oro la exrepública soviética más occidental. Markko Martin la ha incorporado al mapa de la especialidad y, probablemente, su nombre sonará aún más que por el primer triunfo logrado en Grecia o este segundo que ya toca con sus manos.

Hace 27 años nacía en Tallin, su capital, un chaval que estaba llamado a ser piloto de rallys. Su padre corría en los campeonatos locales, pero además su madre era finlandesa. Dos ingredientes que impedían pensar en otro futuro para el bueno de Markko que no fueran los tramos cronometrados.

Ya desde niño acompañaba a su padre a todas las competiciones y se fijaba en cada detalle de las asistencias. El año en que alcanzaba la mayoría de edad lo pasó en su pequeño taller preparando su primer coche de competición. Corría 1994 y se trataba de un Lada Samara que había comprado a un tío suyo, y dos meses después de alcanzar los 18 competía en su primer rally. Ese mismo año acabó segundo en la categoría de Fórmula 2 del campeonato estonio, y un año después ganó el título de dos ruedas motrices, lo que le permitió hacer su primera salida internacional, precisamente en el Mantta Rally finlandés. En 1996 se compró un Ford Escort de grupo N y acabó segundo en el campeonato de su país.

Llegó el momento de pasar a la categoría máxima con un Toyota Celica, con el que un año después se alzó con el título absoluto, con el que llegó el apoyo de Estonian Oil Service, una compañía dedicada al transporte de productos derivados del petróleo. Y con el dinero llegó un coche mucho más puntero, otro Toyota... Muy especial, ya que se trataba del que había estado pilotando Marcus Gronholm hasta la temporada anterior.

Comenzó a correr en rallys aislados del Mundial, y ya en 1998 acabó noveno en Gran Bretaña. Un año después comenzó la temporada al volante de un Ford Escort, pero Ove Andersson, patrón de Toyota, se fijó en él, y le dejó un Corolla con el que acabó quinto en el Rally Acrópolis. El resto es historia reciente, ya que tras pasar por Subaru recaló en Ford, donde este año ha logrado su primer triunfo en Grecia y va lanzado hacia el segundo en Finlandia.

Poco se sabe de su vida privada, que guarda celosamente por ser un gran introvertido. Le gusta jugar al baloncesto y practica mountain bike en sus ratos libres. En una encuesta realizada por una revista británica le preguntaron quién era su héroe de juventud, y contestó: "Ninguno, porque cuando yo era un niño en Estonia estaban prohibidos los comics por el régimen comunista".