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Champions World | Barcelona 1 - Manchester United 3

Regreso a la tierra

El equipo de Rijkaard acabó su periplo por Estados Unidos con una clara derrota ante el Manchester, que tiene superada la ausencia de Beckham

<b>EL HOLANDÉS VOLADOR</B>. Van Nistelrooy aprovechó un error de Andersson para marcar el 1-3 ante Jorquera.

Dos goles de Diego Forlán y uno de Ruud van Nistelrooy pusieron al Barcelona en el suelo. De golpe. Sin pensarlo. Después de haber superado a la Juventus por penaltis en Boston y de haber ganado con autoridad al Milán (2-0) en Washington, el equipo de Frank Rijkaard volvió a la tierra. A la realidad. Bien es cierto que los ingleses llevan más tiempo de pretemporada y que sus motores están más rodados, pero en cuestión de ideas, los de Sir Alex Ferguson demostraron estar más hábiles. Más precisos. El repertorio de jugadas de los británicos descolocó a un Barça que siempre demostró estar uno o dos puntos por debajo que los de Old Trafford.

Rijkaard puso de inicio al nuevo tridente azulgrana. Un grupo de habilidad y técnica futbolística, pero aún poco efectivo. Apostar de inicio por un ataque formado por Ronaldinho, Saviola y Kluivert parecía arriesgado, pero era una buena forma de intimidar a los defensas ingleses. Y lo consiguieron, aunque sólo durante el primer tramo del encuentro. El dibujo táctico cambió del hasta ahora habitual 4-2-3-1 a un nuevo 4-3-1-2. A los diez minutos llegó el primer gol, después de que un elegante Xavi abriera al brasileño a la derecha y éste inventara un pase para que lo rematara el holandés. El primer gol que se anotaba en el Lincoln Field Stadium, pero que a la postre serviría para que el Barça desapareciera del partido. Al menos en ataque. Por contra, dos llegadas afortunadas del United (la primera con Cocu tendido en el suelo por un balonazo y la segunda, con desvío involuntario del propio holandés) permitieron a Forlán adelantar a los ingleses.

Rijkaard aprovechó el descanso para mover ficha y cambió el dibujo: Quaresma y Overmars, abiertos en los extremos. El experimento funcionó sólo a medias. Las jugadas eran siempre iguales: de Gerard a Xavi, que abría a Quaresma. El portugués las ponía en el corazón del área, pero el remate nunca llegaba. A la contra, y después de una jugada de ataque culé, Van Nistelrooy le robó la cartera a Andersson y, tras superar a Jorquera, hizo el 1-3.

Hubo alcohol para los ingleses

El Lincoln Financial Field llenó todos sus asientos en la inauguración con un partido de soccer. Las gradas fueron eminentemente reds, puesto que el United tiene más tirada que el Barça en EE UU. Además, desde Manchester llegaron 8.000 supporters del club, que se dedicaron a silbar a Ronaldinho todo el rato. Los ingleses se encontraron, además, con la agradable sorpresa de que en el estadio estaba permitida la venta de alcohol (cerveza, whisky, ginebra), algo en lo que la normativa UEFA es excepcionalmente restrictiva.