Balance de Ronaldo

Ronaldo cumple su primera vuelta con la camiseta blanca. Es algo similar a esos 100 días que se conceden a un gobierno nuevo. Hora de hacer un primer balance y hora, acaso, de recordar que si hasta este momento las críticas han sido (o han debido ser) bondadosas, de hoy en adelante habrán de ser algo más duras, más exigentes. Pero ¿ciertos aficionados —un sector no pequeño— no han sido exigentes con Ronaldo, desde antes aún de desembarcar en el Madrid, y eso que se estrenó marcando dos goles, aunque —reconozcámoslo— muy favorecido por la suerte?

Que Ronaldo sea un grandísimo jugador no puede dudarlo nadie: ahí están los goles y los toques, es decir, el estilo. Pero no es menos verdad (sin mover a Ronaldo del estrellato) que no está hoy en su mejor momento. Unos dicen que está gordo, otros que, si no lo está, lo parece. Un poco fondón, matizan los más avizores. Las mayoría ve que el gran jugador no es el mismo (aún, quizá) que el que jugara con el Barça, antes de su grave lesión. Y ese es —por qué no decirlo— el tema de fondo. Uno ve jugar a Ronaldo y ve que lo hace bien, pero que en varios momentos del partido (un chute, un regate complicado) Ronaldo parece frenarse un pelín. Ronaldo, íntimamente, tiene miedo. ¿Quien se lo reprocharía? Pero el fútbol es el fútbol y una estrella una estrella. O sea, a Ronie hay que pedirle un último empujón. Un algo más.