Los clubes ya están hartos del arbitraje

Las quejas se multiplican a medida que avanza la temporada. Los directivos, los entrenadores, los jugadores se lamentan del bajo nivel arbitral, de la falta de unificación de criterios, del distanciamiento que se está produciendo con el gremio arbitral desde que la Liga Nacional cediera el control a la RFEF, hace ahora año y medio. Desde entonces, la crispación ha ido a más hasta empezar a colmar la paciencia de los clubes, que empiezan a pensarse la posibilidad de elevar una queja oficial a Ángel María Villar.

Desde que Fermín Sánchez Molina fue elegido máximo responsable arbitral, existe la consigna de "acabar con el pasado". Algo que está consiguiendo por decreto, ya que en dos temporadas la plantilla de colegiados de Honor se ha renovado en casi un 50 por ciento. Por eso, entre los árbitros le llaman El Himno del Madrid, por aquello de "veteranos y noveles", porque prefiere colegiados jóvenes, bien preparados físicamente, que veteranos con buenos conocimientos técnicos.

Por eso, los baremos para ascender son caprichosos: por ejemplo, el árbitro que tenga el pelo largo no sube. Pero, además, los colegiados han perdido derechos económicos adquiridos como el kilometraje, reducido de 30 a 28 pesetas, a pesar de que los clubes pagan un 20% más de factura arbitral que hace un año. Lo curioso es que a pesar de la subida, los colegiados han perdido nivel adquisitivo, aunque los máximos responsables insistan en que la cifra es ahora mayor. El truco está en que los colegiados corren ahora con gastos que antes tenían cubiertos.

Y la última, los árbitros viajan en el día (cuando antes dormían en un hotel pagado de 4 estrellas) y tienen que estar tres horas antes en la ciudad donde arbitran. Así llegan cansados y con ganas de cubrir el expediente.

En definitiva, los dirigentes arbitrales tienen a todos cabreados y así los árbitros no rinden y la gente se queja.